Cárdenas y Cartagena, no dudaron en organizar dicho tentadero en el que se corrieron vacas de la ganadería de Villalpando, procedencia Gamero Cívico, con un cartel único en el mundo y que, para mayor fortuna respecto a los que vivieron el acontecimiento, esa unión de toreros artistas de “otra época” no volverá a repetirse jamás, salvo que el año venidero lo quieran repetir, cosa improbable puesto que este tipo de eventos no son frecuentes.
En el cartel, nada más y nada menos que, Gregorio Tébar El Inclusero, Carlos Escolar Frascuelo, Juan Antonio Alcoba Macareno que, para desdicha del diestro y de quiénes le esperaban, no pudo acudir a la cita por un problema de salud, pero sí estuvo Ortega Cano, Antonio Sánchez Puerto y, como invitados al banquete, Jorge Isiegas, un matador zaragozano y un chavalín de la escuela de Navas del Rey, Javier Peral Librillo, alumno del gran banderillero, David Adalid que también hizo acto de presencia junto a Enrique Martínez Chapurra, matador de toros por la gracia de Dios.
Según Jorge García, nuestro enviado especial para tal evento, cuentan y no acaban de los retazos de torería que se llevaron a cabo en dicha mañana otoñal puesto que, los maestros estuvieron a la altura de las becerras que les cupieron en suerte y, dueño y señor de su arte, con el mejor animal del encierro, Frascuelo dibujó muletazos de un sabor inenarrable, todo ello sin desdeñar los lindos momentos de El Inclusero y Sánchez Puerto que, a tenor del “material” que les cupo en suerte, se esforzaron muchísimo para poder mostrar ese caudal de torería que siguen atesorando; unas pinceladas de arte a las que el tiempo no ha podido lacerar. Hasta el mismísimo Chapurra dibujó unos muletazos dignos de admiración y, no digamos del chavalín, Javier Peral Librillo, todo un acontecimiento para un niño con apenas once años que hizo las delicias de todo el mundo.
Todos ellos, los diestros citados, se apoyaron con la colaboración de David Adalid, un fuera de serie como peón y grandísimo banderillero que, sabedor del banquete al que había sido invitado allí se prestó para que todo discurriera bajo los efluvios de la más rotunda normalidad. Adalid, además de su colaboración, como decía, trajo como invitado al alumno de su escuela que, como nos han contado, tiene proyección de torero grande. Anotemos su nombre por si “acaso”: Javier Peral Librillo.
Fotos de Pepe Tébar y Alfredo Arévalo.
Imágenes: los diestros participantes junto a Willian Cárdenas, Carlos Escolar Frascuelo, Gregorio Tébar El Inclusero, Antonio Sánchez Puerto y Ortega Cano.
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