A mi abuelito, muchas gracias por todo.
El sábado 28 se verificó de toros gratuita en la plaza "La Taurina" de Huamantla. Resulta preocupante que ni aún así se llenara la plaza, así como el gusto de la afición por aspectos superfluos del espectáculo taurino.
En fin, que abrió plaza Stefanía Uribe, rejoneadora y ganadera de Torreón de Cañas. Está hizo gala de buena monta, de buen concepto y de solidez taurina. Aunque sí que quisiéramos verle con ganado más puesto que el jovensísimo novillo de Felipe González al que lidió.
Por su parte, los Forcados de Tlaxcala consumaron la pega al primer intento. El cara fue José Antonio Vargas "El Mueganito".
El plato fuerte de la tarde eran los cuatro toros de De Haro que se lidiaron a pie. Estos fueron correctamente presentados y de los que sobresalió el primero: serio, armado, enmorrillado y de preciosa lámina cárdena clara. En cuanto al juego, resultaron sueltos, distraídos y algo sosos. El primero tuvo un poco más del picante marca de la casa y el tercero vino a más con calidad.
Joaquín Angelino de Arriaga es, sin lugar a dudas, un especialista en gustar a sus paisanos. Atento a las peticiones del público y a su estado de ánimo, el de dinastía los arenga, complace solicitando la música de nueva cuenta, clavando al violín o buscando el toreo el redondo.
En esa línea lidió al primero de lidia ordinaria, un toro que, a pesar de ser un poco suelto, exigía una muleta mandona que se impusiera a su condición. Angelino sabía que no era necesario pelearse con el toro para triunfar. No fue hasta el final que pegó los doblones sabrosos que antecedieron a dos estocadas y un descabello, que le privaron de tocar pelo.
Al cuarto sí le cortó las orejas. Luego de ejecutar el quite de oro, Angelino firmó una faena con pases de todos colores, lo mismo citando en la línea que privilegiando lo redondo del muletazo y hasta retorciéndose en una tanda por el derecho. Mató de estocada caída y el conjunto mereció el premio según el juez. Varios asistentes se enfadaron con la decisión de la autoridad.
José Mari Macías fue una grata revelación. El local es un torero con la cabeza en el toro. Desde que se abrió de capa llamó la atención el empaque de sus lances. Con la muleta estuvo firmísimo, serio, buscando citar cruzado y, en ocasiones, untándose de toro en los derechazos pero sobre todo en sabrosos naturales.
Poco le ayudaron los astados que le tocaron en suerte, pero ahí quedó su actuación con el tercero de la tarde para quien supiera verla, a pesar de que la espada lo privó del triunfo. Mal la afición de Huamantla, que no le exigió que saliera al tercio.
El sexto, el más oscuro de los cuatro cárdenos, prometía un mejor juego del que dió finalmente. Remataba en los burladeros y parecía tener la codicia que no habían tenido sus hermanos. Sin embargo, cambió de lidia luego de la vara y se tornó soso y huidizo. Todavía aguantó un largo quite de Angelino y le respondió Macías con un par de chicuelinas de la que la primera fue tersa y deletreada, simplemente primorosa.
Macías insistió con su concepto, endilgando buenos muletazos a pesar de lo corto del recorrido de la res. Al final, habiendo claudicado el toro, Macías tuvo discretos guiños para el tendido que poco tienen que ver con su concepto, pero que pasaron desapercibidos. Es decir, el buen toreo sobresale en la valoración general de la actuación del tlaxcalteca.
Luego de pinchar y matar de estocada, la autoridad negó, correctamente, la oreja que pedía parte de la concurrencia. Sin embargo, sí que cabe preguntarse por qué premiar de sobremanera la faena del cuarto y guardarse el pañuelo en la del quinto.
Decíamos de la atención a detalles superfluos de muchos asistentes a la plaza. Como ya hemos observado en otras plazas de Tlaxcala, la banda no interpretó un solo pasodoble después de la lidia de los toros. Esta se limitó a hacerlo durante la lidia, arengados por gritos de cuestionable criterio. La complacencia de las autoridades y de algunos espadas, que juegan ese recurso a su favor, promueven este desorden.
En el resto del país la jornada taurina fue escasa. Apenas una corrida en Villanueva (Zacatecas) e Irapuato (Guanajuato). Seguro que ya estaríamos con el ajetreo de las acreditaciones para la Temporada Grande de la Plaza México, con la emoción en torno a la inauguración y con la expectativa de volver a nuestra casa.
Hoy todo aquello parecen tiempos idos. Pero bueno, el premio de consolación es el espectáculo de la película Coco que se presentará próximamente. Si no aparecían el esfuerzo, es problema de cada quién...
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