
SAN ISIDRO - 9° de FERIA
LA GARBOSA MAJESTUOSIDAD DE UCEDA,
PEDAZO DE TORERO
Por Juan Miguel Núñez Batlles
Los viejos y buenos toreros nunca mueren, una expresión tomada del rockero Miguel Ríos para aplicarla a Uceda Leal.
Pedazo de torero, no tan viejo -todavía le falta para los cincuenta, que en muchos casos ha sido edad de cotizada madurez, como podría pasar ahora con él-, aunque la poca regularidad en su carrera le ha tenido en ocasiones en la frontera del olvido empresarial. Qué lástima si se pierde este torero, con esa tauromaquia tan mágica que atesora, de tan personal estilo, el empaque de su estilizada figura (¡y qué bien vestido venía, de solemne y oro!) el concepto y la forma de sentir, interpretar y comunicar el toreo.
No podría ser que después de su memorable faena de hoy en Las Ventas Uceda Leal vuelva al destierro de las grandes ferias.
Porque ha sido, y ojalá lo siga siendo en el futuro si es que le vuelven a dar el sitio que reclama, la más emotiva y deliciosa explicación de lo que los mismos profesionales y aficionados de pro llaman "el toreo güeno". Toreo indefectible, de signo absolutamente diferente, de una inabarcable grandiosidad. Así lo comentaba un ferviente partidario suyo, Eladio Galán, magistrado ahora felizmente jubilado, aunque en activo en sus dos grandes aficiones, el toreo y el flamenco, actividades de las que es un gran entendido, como lo fue también su recordado hermano José Ángel, ya fallecido. Explicaba Eladio "lo" de hoy de Uceda diciendo que "es un torero que no sabe torear mal". Y recalcaba que "pasa con él como con los buenos cantaores de flamenco".
Pues eso. También el cronista ha de conducir la narración de la faena que ha vuelto a engrandecer a Uceda, sin caer en el uso de tópicos y falsos bálsamos que tanto se llevan ahora en la red, el medio de moda para (des) informar. Un discurso fácil, y posiblemente creíble, sería el relato de la faena por secuencias; escrito o contado sin complejos, o lo que es lo mismo, sin evitar interpretaciones.

Y vamos con el tema. Templadas y esplendorosas verónicas en el saludo. Del toro en el caballo, nada que resaltar, pues echó la cara arriba haciendo sonar los estribos. Esperó en banderillas aunque en la lidia del "Niño de Aravaca" se desplazó apuntando cosas buenas. Ahí debió ver Uceda la buena condición que tendría para la muleta, faena que abrió con dos ayudados por alto y un cambio de mano, pura orfebrería torera. Dos tandas por la derecha, muy ligadas, de ajuste y verticalidad; de mucha hondura. Al natural, Uceda durmió las muñecas. Qué despacio toreó por el pitón izquierdo, y con qué garbo y majestuosidad. Aquello fue el acabose. Pero todavía un fin de fiesta a lo grande, con ayudados por bajo a dos manos, trincherillas y pases de la firma. Auténticos carteles de toros. Y la suerte suprema. Espadazo efectivo. Aunque quizás no fue de las mejores estocadas que acostumbra Uceda, reconocido maestro también en la suerte suprema, fue suficiente para que doblara el toro. La plaza se hizo una sábana blanca en la petición de trofeos. Pero falló el presidente, que debió sacar antes el pañuelo de la oreja para justificar su condición de buen aficionado. Pues debió dar motivos al público para que "se calentara" en la petición de ese segundo trofeo, que era el que correspondía a él. Tanta demora terminó cansando al llamado respetable, guardándose finalmente muchos pañuelos. Empero debe constar que había sido faena de dos orejas y Puerta Grande. A ver si de una vez toman nota los empresarios, y el mismo Uceda se entona para sacar su trayectoria de los dientes de sierra que la vienen definiendo. Es lo que espera y fervientemente desea la sabia afición.
Del resto del festejo, hay pocas cosas reseñables que contar. El mismo Uceda, con el molesto primero, apenas dejó unos apreciables apuntes de su buen estilo.

Luque puso empeño en un trasteo imposible en su primero, de pocas fuerzas e irregular embestida, que remataba los viajes con la cara por las nubes. Y con el quinto volvió a estar firme pero sin resolver.

De Justo se lució en el recibo de capote y posterior quite por chicuelinas al tercero, al que pretendió lucir poniéndolo de lejos al caballo. Pero no fue lo que pensaba, pues aunque las primeras arrancadas en el último tercio fueron buenas, acabaría yendo a menos. Y parecido guión en el sexto bis, en faena intermitente a la que le faltó sobre todo ligazón, defecto achacable a la condición del astado, sin ritmo en las embestidas.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de "La Quinta", el sexto como sobrero, bien presentados pero de pocas o nulas posibilidades. El cuarto, aunque manseó al principio, el único que se salvó.
Uceda Leal: estocada desprendida (silencio); y estocada ligeramente delantera y desprendida (oreja).
Daniel Luque: estocada caída (aviso y palmas); y estocada trasera y caída (silencio).
Emilio de Justo: pinchazo hondo y descabello (aviso y silencio); y pinchazo, media, otro pinchazo y dos descabellos antes de echarse el toro (dos avisos y silencio).
En cuadrillas, Raúl Caricol se desmonteró tras banderillear al segundo.
Fue corrida de reconocimiento y homenaje a la "Real Unión de Criadores de Toros de Lidia", en el 120 Aniversario de su Fundación.
La plaza tuvo lleno de "no hay billetes" en tarde espléndida.
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