
'..Una corrida imposible para hacer el toreo. Pero no fue sólo eso. A su decepcionante juego hay que añadir una vergonzosa, indigna y censurable presentación..'
SAN ISIDRO - 16° de FERIA
DOLORES AGUIRRE, A PRESUMIR DE MANSEDUMBRE
Juan Miguel Núñez Batlles
Madrid, 27 de Mayo de 2025
Vaya corridita ha echado Dolores Aguirre en Madrid. Una ganadería con fama de dura, que a su propietaria, Isabel Lipperheide, la hija de doña Dolores, que fue quien le dio carácter a sus toros jactándose de una supuesta bravura desarrollada en el tercio de varas, se le ha ido de las manos. Porque la selección de tanta ferocidad que buscaba, es ahora violencia manifestada en ásperas embestidas.
Toros además cobardes, que antes de verse dominados ya querían huir al refugio de las tablas, donde no les molestaran, y allí hacerse fuertes. Pura mansedumbre.
Ninguno de los seis embistió por derecho; y en todo caso hubo uno, el quinto, que se echó para adelante -con muy mal estilo, desde luego- cuando Damián Castaño le buscó con ahínco el pitón derecho (por el izquierdo no tenía un pase); y fue porque no le quedó otra en su desordenada huida.
Una corrida imposible para hacer el toreo. Pero no fue sólo eso. A su decepcionante juego hay que añadir una vergonzosa, indigna y censurable presentación. Y no es que fueran chicos o escurridos, que los hubo de todos los tamaños. Es que estaban todos fuera de tipo, lejos de esa morfología de hechuras donde adivinar si el toro va a embestir adecuadamente. Un conjunto feo, nada armonizado, desde "el armario" que fue el sexto al esmirriado segundo.
Y si no fuera porque a pesar de este "material", dos de los toreros en la tarde, Damián Castaño y Juan de Castilla, lucieron muy por encima de las lamentables circunstancias impuestas por tan pésimo ganado, la crónica esta vez habría de ser obligatoriamente para los toros, sus carencias e incompetencias.
Pero lógicamente ha de haber espacio para los méritos de Castaño y de Castilla.

Fernando Robleño

Damián Castaño
Asimismo manso y reservón fue el cuarto, continuamente a la defensiva, y con el que Robleño no se dió ninguna coba. El único que se movió, el quinto, pero sin estilo, a la postre dio opción a Castaño para hacerle pasar por el pitón que "medio se dejó", el derecho. Y, por fin, el último, con la cara por las nubes, y con el que Juan de Castilla lo intentó sin opciones.
Relato aparte merece la secuencia y consecuencias de la tremenda voltereta que sufrió Juan de Castilla en el tercero. Lo que son las cosas, el toro más pequeño del envío. Fue, hay que reconocer, error del hombre. Pues citó Juan de Castilla de largo, y, torpemente, vino a cruzarse en plena arrancada. El toro le derribó, y ya en el suelo le zarandeó, golpeándole con violencia repetidas veces. Momento de mucha angustia, sobre todo cuando, posiblemente bloqueado al verse tan a merced, no acertó a darse la vuelta estando caído, pasándole los pitones cerca del rostro, por las ingles y el torso. El cuello y la cara, qué peligro y angustia; mientras lo zarandeaba como un pelele. El resultado fue nada en comparación con lo que se temía. Un milagro: "sólo" dos cornadas.
Y algo muy transcendente, el hecho de pedirle a los médicos que no le durmieran en el quirófano. Le intervinieron con anestesia local para poder salir en el siguiente toro.
Están claras las aspiraciones de Juan de Castilla.
- FICHA DEL FESTEJO
Toros de Dolores Aguirre, desiguales de presencia, mansos y deslucidos en extremo. Toros imposibles para hacer el toreo.
Fernando Robleño: dos pinchazos y bajonazo (silencio); y estocada que asoma y dos descabellos (silencio).
Damián Castaño: estocada corta delantera y caída (silencio); y pinchazo y estocada ligeramente desprendida (gran ovación).
El colombiano Juan de Castilla: estocada atravesada (vuelta tras petición insuficiente); y pinchazo y sablazo (silencio).
La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde despejada y de calor soportable.

Parte médico de Juan de Castilla, operado de "dos heridas. Una sobre cresta ilíaca posterior, con una trayectoria de 15 centímetros hacia delante, que rodea cresta ilíaca y alcanza espina ilíaca antero superior; y otra trayectoria superficial de 5 centímetros hacia línea media. Otra en el pene con desgarro superficial".





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