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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 16 de mayo de 2025

OCCIDENTE / por Eduardo Balbás


'..Quizá a Europa, al olvidar sus raíces, le falta oír el grito de alarma y sentir el desprecio que provoca a sus buenos hijos, empeñada en favorecer a los pródigos y a perder su identidad, para poder reaccionar. Quizá Occidente despierte, herido, si, pero despierte de su pesadilla si nos oye gritar..'

OCCIDENTE

Eduardo Balbás
Supe desde niño que el Sol sale por el Este (Oriente) y se pone por el Oeste (Occidente); como la Luna y las estrellas, ya que la tierra gira hacia el Este. También aprendí que las tres raíces de la cultura europea son la filosofía griega, el derecho romano y la religión cristiana. Y, entre otras grandes creaciones suyas, la ciencia moderna y la democracia liberal…

Por eso duele tanto asistir al ocaso de Europa. El sol se pone por occidente, y parece que para quedarse oculto entre las tinieblas de una larga noche que esconde los girones de Europa, de la cultura occidental y de un tipo de vida ya prácticamente inexistente.

Quizá a Europa, al olvidar sus raíces, le falta oír el grito de alarma y sentir el desprecio que provoca a sus buenos hijos, empeñada en favorecer a los pródigos y a perder su identidad, para poder reaccionar. Quizá Occidente despierte, herido, si, pero despierte de su pesadilla si nos oye gritar. Solo queda el revulsivo del grito de la derecha europea, para que pueda producirse un cambio de rumbo. Conociendo el grado de corrupción y degradación moral que impera en todas las Instituciones de Bruselas y la UE, no confío en que éste se produzca.

En Argentina, el milagro del cambio se está produciendo con Milei

En EE.UU. podría producirse si Trump se pareciera al Trump de la primera Presidencia…

Aquí, me temo que solo podremos asistir con interés al desmoronamiento total de Europa. Una Europa inculta, arruinada y sometida a intereses de otras latitudes. Si no reaccionamos, solo nos restará observar la caída de la tarde, una tarde sorrentina, con nuestra silueta recortada en el poniente, en la terraza de alguna plaza europea, distinguida pero decadente, algo desvirtuada, vulgarizada incluso, abandonada, sin duda embrutecida. Y aguardar a ver a nuestras mujeres pasear con hiyab, ó con niqab y burka.

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