En la negrura del alma de un malo a veces llega a penetrar la luz que Dios no niega a nadie, pero el cerebro de un tonto es cemento armado, impenetrable, macizo, inaccesible. Y aquí no hay nada que hacer. Sin duda por eso decía Johann Wolfgang von Goethe: «Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano».
Fernando Simón, el decimotercer Apóstol
Se le atribuye al general Juan Domingo Perón la siguiente frase: «En mi vida he visto malos que se han vuelto buenos, pero nunca he visto un necio volverse inteligente». Esta gran verdad, que la realidad nos confirma a diario, entronca con el conocido estribillo de uno de los sketchs de José Mota: «¡Eres tonto pá siempre!»
En la negrura del alma de un malo a veces llega a penetrar la luz que Dios no niega a nadie, pero el cerebro de un tonto es cemento armado, impenetrable, macizo, inaccesible. Y aquí no hay nada que hacer. Sin duda por eso decía Johann Wolfgang von Goethe: «Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano».
En diferentes épocas, en otras circunstancias y a través de distintas experiencias personales, el mismo fenómeno ha sido observado, constatado y expuesto en similares términos. Por distintos caminos, el político, el cómico y el filósofo han llegado a la misma conclusión. Y eso sin tener delante, como tema de estudio y reflexión sobre esta grave cuestión, a este ejemplar, que va camino de convertirse en un clásico.
Podríamos añadir la opinión autorizada de la ciencia. Decía Albert Einstein: «Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro de lo segundo».
Tenemos en este personaje la prueba viviente irrefutable de esta penosa evidencia. Sus conferencias de prensa se parecen más a un monólogo del Club de la Comedia que a una exposición razonada y coherente de una persona cuerda. Este bizarro funcionario se supera cada vez que abre la boca. Cada vez que se pone delante de las cámaras deja el listón un poco más alto. Un ejemplo de progreso y superación.
Por lo menos esta crisis habrá servido para poner en evidencia lo que sospechábamos: que para ser miembro de este gobierno sólo son exigibles dos condiciones: ser terrícola y estar vivo. Eso lo explica todo. Misterio resuelto.
El último capítulo de esta orgía de surrealismo es la propuesta alucinante para distinguir a este ejemplar con el Premio Princesa de Asturias.
Esto supera a Torrente e incluso a los Simpson. Este gobierno está más allá incluso de South Park. Los guionistas de esa desopilante serie animada deberían venir a España una temporada para inspirarse para los próximos 500 episodios.
De paso podrían hacerle Gran Maestre del Toisón de Oro y Caballero de la Real Orden de Isabel la Católica. Qué menos. En todo caso, lo que si está por lograr por méritos propios es el Record Guinness de gilipollez. Hablando en castellano cervantino.
Hay una petición en ese sentido en change.org, que ya ha conseguido más de 8.000 adhesiones. Así reza la exposicion de motivos para tal recompena: «Por su buena actuación, gran dedicación y explicación en la pandemia del COVID-19 . Gran persona, de buen corazón y de trabajo incansable.»
https://www.change.org/p/jurado-que-selecciona-a-el-princip…
Vale la pena leer algunos comentarios (respetando la ortografía original). Hagan la experiencia, no Se habrán reído tanto desde Benny Hill.
«Es un estupendo sientifico»
«Es una persona equilibrada, de exposición comprensible y conocedor del tema. Lo que se necesita en todos los campos, aquí lo tenemos»
«Es que se merece el premio y mas»
«Por su trabajo improbo en la lucha en su vida para ayudar a la humanidad»
«Está haciendo un función muy bien hecha e informa estupendamente»
«Ha sido una lucha incansable la que este señor esta demotrando. Mil gracias, señor Simon»
«Por su demostrada solvencia profesional»
«Es un modelo de humanidad»
«Una persona con un talante, fuera de lo común, con una serenidad, aplomo y aguante, ante todo tipo de presiones».
«Se lo merece, está haciendo un trabajo increíble. Es una persona que llega al corazón por su compromiso mundial»
«Me parece que es una eminencia en control de epidemias y nos ha informado a todo un país, cada día, con palabras que todos pudiéramos entender, realistas pero esperanzadoras»
«Es un crack»
«Está realizando un trabajo titánico»
«Un excelente salubrista de estos tiempos»
«Buen comunicador y la sinceridad por delante»
«Es el mejor, y lo explica todo muy bien»
«Para salvar a este país del coronavirus»
«Me encanta como está informando este honorable caballero»
«Mejor imposible»
«Cualquier premio será poco. Gracias»
«Es el mejor epidemiólogo del mundo»
Etc, etc…
Después de leer estos comentarios llegamos en línea recta al convencimiento de que Fernando Simón es el decimotercer Apóstol. «Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras».
En fin, Fernando Simón, un político en tetrabrick casi tan bueno como el vino homómino.
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