(Foto: Moratalla Barba)
Recuperamos una entrevista realizada al mayoral de Las Ventas con motivo de un especial que APLAUSOS dedicó a la Feria de San Isidro
Poco dado a conceder entrevistas, Florito, mayoral de Las Ventas, fue uno de los protagonistas que aparecieron en el especial que APLAUSOS dedicó a la Feria de San Isidro cuando se cumplieron sesenta años de su creación. Cuando se habla del toro en Madrid, no cabe duda que las miradas se dirigen a él, un personaje fundamental en la elección y selección de las corridas que se lidian en esta plaza.
Entre sus reflexiones, Florito destacaba el trabajo que existe detrás de cada encierro reseñado. “Esto es muy complicado, siempre se dice, pero es verdad. Para hacer una feria como la de San Isidro hay que estar pendiente del campo los 365 días del año, con jornadas de más de 800 kilómetros y con días en los que hay que visitar y reseñar cuatro y cinco ganaderías. Es un trabajo siempre encaminado a que las cosas salgan bien…y aún así no siempre se consigue”.
“El trabajo ganadero para San Isidro lo empezamos en septiembre y octubre -confesaba Florito-. Hay que comenzar pronto porque toros con presencia para esta plaza no hay muchos y son varias las empresas que demandan los animales con más hondura y mejor hechos. Plazas como Valencia, Sevilla, Pamplona o Bilbao, también madrugan para tener cuanto antes reseñadas sus corridas”, explicaba.
En ese trabajo de selección, Florito señalaba que su principal objetivo era “la presentación de las corridas. Eso es fundamental para mí, porque esa es mi responsabilidad. Luego que se mueva con más o menos raza ya es cuestión de cada toro y de cada ganadería. Lidiar en Las Ventas tiene inconvenientes porque es una plaza grande, hay que dar dos puyazos y luego el animal se tiene que mover mucho para ligarle cuarenta pases”.
Sobre la idea del toro de Madrid, Florito destacaba: “Está muy definido por la autoridad del coso y sobre todo por los aficionados madrileños”. Y añadía: “Para que no esté fuera de contexto, en Madrid el toro no debe tener más de 540 kilos ni menos de 525; la cabeza siempre bien puesta, seria, con los pitones hacia adelante; sus hechuras deben estar rematadas, que tenga morrillo, huyendo siempre del animal culo pollo. Hay que tener en cuenta que un animal alto no es sinónimo de tener trapío”.
Con una dilatada trayectoria, la experiencia en Florito es un grado a la hora de saber ver un toro en el campo, en los corrales y en la plaza. “El toro en el campo engaña mucho porque ahí es donde está en su hábitat natural y por lo tanto se le ve muy bello y hermoso; en los corrales el toro llega estresado del viaje, está fuera de su contexto y con respecto al embarque pierde entorno a 30 kilos. Y desde ahí hasta que salen a la plaza, hay animales que bajan hasta 60 kilos de media. Cada toro es un mundo, porque también hay algunos toros que ganan en los corrales, pero por media general, desde la finca a la plaza, prácticamente todos los toros pierden más de 50 kilos. Por todo ello, en Madrid, es fundamental, ver al toro antes para saber si va a servir después. También es cierto que algunos encastes sufren menos los trastornos de los viajes”, comentaba.
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