Debe saber el señor Rodríguez Uribes que si medio campo español no está ya desertizado es por la esforzada labor de los ganaderos, cuyos problemas él está empeñado en ignorar. Y le aseguro al señor ministro que es mucho más difícil ser criador de toros bravos que ministro
No lo irrite señor ministro
Paco Mora
AplausoS / 31 Mayo 2020
El último movimiento que ha realizado el ministro Rodríguez Uribes en el tablero de ajedrez en que ha convertido el Ministerio de Cultura ha sido echarle el muerto de las posibles, que no probables, ayudas al sector taurino a los gobiernos autonómicos y a los ayuntamientos. Se ha lavado las manos como Pilatos y aquí paz y después gloria. No se quiere manchar, ni siquiera salpicarse los bajos de los pantalones adoptando ninguna decisión que pueda paliar la desesperada situación económica que ha traído la pandemia de Covid-19 al sector. Y eso, ignorando paladinamente la cantidad de millones de euros que ingresan cada temporada las arcas del Estado procedentes del sector taurino. Una cosa es no ser aficionado a los toros, como el citado ministro, y otra cosa es demostrar su desprecio hacia el toreo y todo lo que significa en la cultura e incluso en la economía del país.
Criar un toro durante cuatro o cinco años para al final tener que mandarlo al matadero, vendiendo por 350 euros lo que puesto en la arena significaría unos 5.000, parte importante de los cuales los ha consumido el propio toro entre el pienso, los cuidados veterinarios y los sueldos de mayorales y cuidadores desde que nace hasta que va a parar a los corrales de una plaza de toros para ser lidiado, es una auténtica ruina. Una ruina que muy pocos ganaderos pueden superar. Porque hay que decir, para quienes lo ignoren, que no todos los criadores de toros bravos son ricos, ni siquiera la mayoría. La cría del toro bravo tiene mucho de afición en la mayor parte de los ganaderos, que se conforman simplemente con no perder, aquello que se dice “lo comido por lo servido”. Eso por no hacer este escrito interminable refiriéndonos a los miles de seres humanos que resuelven su vida en el sector de referencia como gañanes, trabadores del campo, subalternos y personal que significa poner en pie una temporada taurina, que este año no ingresarán ni un euro ¿...?
Los ganaderos que lo son por tradición familiar se pueden contar con los dedos de una mano y puede que sobren dedos. La mayoría de ellos continúan en el difícil cometido porque son hombres de campo, en el que nacieron ellos, sus padres, sus abuelos y en muchos casos sus bisabuelos y tatarabuelos. Y debe saber el señor Rodríguez Uribes que si medio campo español no está ya desertizado es por la esforzada labor de estos hombres, cuyos problemas él está empeñado en ignorar. Y le aseguro al señor ministro que es mucho más difícil ser criador de toros bravos que ministro. Acreditar una ganadería de bravo, o simplemente mantener su crédito, no es cosa que toque en una tómbola, y un Ministerio en muchos casos tal parece a juzgar por la manera de actuar y los resultados finales.
En cualquier caso, al mundo del toreo, en tanto en cuanto que arte, cultura y espectáculo, le esperan tiempos difíciles, porque el Gobierno se está plegando al empeño de destruirlo de ese ministro, del cual dijo Sánchez que ni él ni el noventa por ciento de los españoles podrían dormir tranquilos con él en el Gobierno. Ministro que, sabiendo a ciencia cierta que miente, se empeña en identificar la afición a los toros con el señoritismo, los ricachones y el facherío. El citado enemigo público número uno que le ha salido a la Fiesta, como un sarpullido maldito, sabe bien que poetas, escritores, políticos e incluso militares que se jugaron la vida defendiendo la República, fueron grandes aficionados. Y el señor Uribes también lo sabe, pero quien le hizo ministro le debe haber dicho “sotto voce” refiriéndose a nuestro depredador: “No me lo irrites...”. Y el hombre, bien mandado, y deseoso de continuar en el machito el mayor tiempo posible, sigue el consejo a rajatabla.
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