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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 2 de agosto de 2021

Boabdil Casado, el Conde Don Julián y Santiago Matamoros / por Eduardo García Serrano

Se empieza por no hacer la Mili, por sacarse la carrera de matute, por tangar un master, por presumir de abuelito ugetista para que los sarracenos del rojerío no te excomulgen del todo y ya tienes las condiciones objetivas imprescindibles para dirigir una “organización criminal” como el PP (a la calificación judicial de ese partido me acojo, Señoría).

Boabdil Casado, el Conde Don Julián y Santiago Matamoros

Eduardo García Serrano
Boabdil Casado y su Conde Don Julián ceutí, de cuyo nombre no quiero acordarme, porque todo lo que se me viene a la lengua cada vez que veo y oigo a este cipayo al servicio de Marruecos es para rehabilitar la honorable tradición del duelo, andan enfrascados en bizantinismo democráticos para justificar la inmunda abstención del PP en la declaración de “Persona Non Grata” de Santiago Abascal en ese gallinero, mitad musulmán mitad promarroquí, que es la Asamblea de Ceuta.

Menos mal que el líder de VOX se apellida Abascal porque si, llamándose como se llama, se llega a apellidar Matamoros la Asamblea de Ceuta se hubiera hecho un pincho moruno con sus gónadas, con la abstención, eso sí, del PP que, como bien sabemos, Boabdil Casado es más delicado para su dieta y sus cosas que un eunuco de la Sublime Puerta. Se empieza por no hacer la Mili, por sacarse la carrera de matute, por tangar un master, por presumir de abuelito ugetista para que los sarracenos del rojerío no te excomulgen del todo y ya tienes las condiciones objetivas imprescindibles para dirigir una “organización criminal” como el PP (a la calificación judicial de ese partido me acojo, Señoría). Después todo fluye, como el aceite en las sartenes de Maroto, como las cremas de supermercado barato en el bolso carísimo de Cristina Cifuentes, como la persecución de la Lengua de Cervantes en los rellanos gallegos de Feijóo, como la traición en la barba de Rajoy y como el disparate dialéctico en los morritos de Andrea Levy. Todo fluye, hasta la bonanza en las profecías de las encuestas porque, como bien sabe Boabdil Casado, el electorado español sí paga traidores. He ahí la cartografía parlamentaria de estepaís en la que caben más traidores por escaño que en una película sobre los Idus de Marzo o en una cumbre de la Conferencia Episcopal Española. De ahí el viejo dicho español que afirma “Dios los cría y ellos se juntan”. Se juntan todos en España como piojos en costura, y en el zoco parlamentario de Ceuta se juntan como jenízaros al servicio del moro para declarar a Santiago Abascal “Persona Non Grata”, por negarse a poner a nuestros compatriotas ceutíes mirando para La Meca.

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