El Cronista del Municipio Tovar, Dr. Alfonso Ramírez "El Polaco"con su acostumbrado tino de escritor nos hace llegar su artículo titulado "El Epónimo del Coliseo" que hoy nos permitimos reproducir, el cual habla por sí solo, en torno a la idea de cambiarle el nombre al Coliseo El Llano de Tovar.
Por. Alfonso Ramírez.
(Cronista del Municipio Tovar, Estado Mérida-Venezuela)
Me han pedido mi opinión de cronista acerca de bautizar la plaza de toros conocida como el Coliseo con el nombre de uno de los tres taurinos tovareños que han sido propuestos. Estas tres personas son realmente dignas de mención. Dos murieron y el tercero vive aún. El periodista Giovanni Cegarra ha alargado la lista con muchos otros apellidos, entre los cuales menciona tanto a Jesús Rondón Nucete como a mí; pero esto no es procedente. Debe recordarse que el Papa Francisco acaba de predicar en Brasil una virtud teologal: La humildad. Ya antes de Cristo el poeta griego Píndaro decía que hacer el elogio de si mismo equivale a hablar mal de los demás, y de Cervantes es esta sentencia: La alabanza propia envilece.
Hace pocos años quisieron cambiar la fecha del festejo de la patrona, y yo, como Cronista del Municipio, me opuse rotundamente, con el resultado de que el promotor de ese exabrupto reconoció su error, ¡y el día de la Virgen de Regla sigue siendo el 8 de septiembre!
Al proponente de la genial idea de añadirle remoquetes al Coliseo, le dieron poder para trabajar en la organización de la ferias; pero ni la Iglesia ni el Gobierno lo han autorizado para hacer bautizos. Si bien Jesús Rondón Nucete concibió y realizó esta obra, la misma no es de él: es de Tovar, que forma parte del Estado Mérida y de la nación venezolana. Y está vigente una norma que prohíbe dar a una obra pública el nombre de una persona viviente. Cuando se edificó el Grupo Escolar “Coronel Antonio Rangel”, el Ministro de Educación negó la solicitud de unos paisanos que pedían bautizar esa hermosa y amplia edificación con el nombre del insigne educador Claudio Vivas, y por ser legal la negativa, don Claudio la aceptó con buen humor: “Tenia que morirme primero” comentó sonriente.
Coliseo El Llano de Tovar
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