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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 4 de septiembre de 2015

A MIS HERMANOS COLOMBIANOS / por Fortunato González Cruz



"...El odio, la humillación y la apología del delito son tres de los peores males sembrados por la revolución que ahora se ensaña contra los hermanos colombianos..."


A MIS HERMANOS COLOMBIANOS

Fortunato González Cruz*
Bolívar prefirió el nombre de Colombia cuando creó la República en el Congreso de Cúcuta de 1821. Y su última proclama es un llamado a la unidad de los colombianos. La escribió así el 10 de diciembre de 1830: “Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad…. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales. Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.” 

El preámbulo de la Constitución venezolana establece como doctrina política de Estado el ideario de Simón Bolívar. Entonces ¿Cómo puede calificarse de bolivariano un gobierno que traiciona tan dramática súplica? Han hecho lo contrario: no han trabajado con desinterés sino para acumular grandes fortunas, no para plantar la libertad sino la tiranía, y a contrario de la voluntad postrera de Bolívar trabajan por sembrar odio entre quienes formamos en aquellos años una sola patria. Antes que el sueño de Bolívar han preferido la traición de Páez y hundir más el puñal en la herida abierta por rivalidades localistas y su voracidad. El odio, la humillación y la apología del delito son tres de los peores males sembrados por la revolución que ahora se ensaña contra los hermanos colombianos.

El proceso venezolano ha ido degenerando de aquella propuesta del Árbol de las Tres Raíces, Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora de la que en el gobierno nadie se acuerda, a un modelo fascista, y uso una definición de Theotonio Dos Santos, ideólogo marxista e ícono de la izquierda latinoamericana, quien señala que «esta ideología reemplaza la imagen del jefe para una élite tecnocrática militar y civil, y el partido por el aparato nacional burocrático y militar; por otro lado, la idea de la represión y del orden examinado como factor de desarrollo nacional es típicamente fascista.» Un fascismo que descubrió su rostro más cruel en el río Táchira en la inhumana discriminación que recuerdan a Alemania, Italia y más recientemente a Serbia y Bosnia, algunas cosas del Estado Islámico y de regímenes de oprobio de África. 

Jamás los venezolanos habíamos sufrido tamaña vergüenza. Nunca fuimos xenófobos ni lo seremos jamás. Pero vino la revolución bolivariana para escribir las páginas más vergonzosas de la historia nacional. Se ha montado un bochornoso e inhumano teatro por razones turbias, pero esta infamia la borraremos más temprano que tarde y de esta brutalidad saldrá una hermandad enriquecida. Así lo demanda la historia común.
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Fortunato González, es Catedratico de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.

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