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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 1 de septiembre de 2015

Yo estoy loco perdío / por Ricardo Díaz-Manresa



"...En un arrebato de sinceridad Enrique Ponce dijo entrebarreras en Bilbao: yo estoy loco perdío. Porque sueño con el toreo, con perfeccionarlo, con seguir, con crear...Caso único. Loco perdío. Sí, bendida locura y bendito sea Dios que crea seres así..."


Yo estoy loco perdío

31-agosto-2015
La frase es de Ponce. Y en la de la feria de Bilbao. Puede ser la de la temporada. La del año. Significa tanto. De Enrique Ponce Martínez, matador de toros desde hace 26 años y toreando desde que no medía ni un palmo.. El que nunca se cansa ni se harta de torear. El que sueña a cada momento ilbao con dar pases. El gran caso para la Historia.

Lo dijo en Bilbao, entrebarreras, nada más acabar la vuelta al ruedo con la oreja del Garcigrande, con la mayor felicidad que pueda comunicar un ser humano. Había hecho una faena modélica, que era templanza, sabiduría, caricia, maravilla.

Y creatividad. El día anterior, con un juampedrito que no valía un duro, se inventó un toro y le sacó los muletazos que nadie puede. Pero es que, en éste, en el garcigrande, inventó : no he visto nunca mecer la muleta hacia el otro lado primero y hacia el correspondiente después, preparando un natural. Divino. Nunca ha sido más feliz después.

Encantando como estaba con la faena, salté al oírle decir : yo es que estoy loco perdío. Exultante, no se podría ver a otro ser humano más satisfecho de la obra acabada. Quería explicar lo que había hecho, crear, intentar perfeccionarse…Y lo resumió con la gran frase : yo es que estoy loco perdío. Es que lo pienso –decía- lo sueño, quiero torear cada vez mejor y sentirme más, esa es mi nuevo objetivo. Le preguntaba el reportero : te verás pronto en vídeo. No, no –respondía- voy a esperar, quiero guardar durante un tiempo esta sensación tan bonita que tengo dentro, que he sentido.

La faena le llegó al alma porque, según él, está loco perdío. Por el toreo, por seguir, por soñar con la perfección, por empezar una nueva etapa. Empezar tras 30 años, por lo menos, de luces. Me quedo mudo.

Y fue en Bilbao, la que nos dejó a los demás –emocionados al oírle- esta sensación tan dulce. Él estará loco perdío, pero ya también loco perdío por ver seres humanos así, con esa ilusión, esa perfección, esa vocación, ese entusiasmo, ese optimismo, ese ejemplo. Si hubiera unos cuantos españoles como él…

¡Qué de Ponce eres!, dirán al leerlo. Pues no. Ni de Ponce ni de ninguno. Bueno, sí. De Ponce cuando se lo merece, por lo que dice, por lo que hace y por lo que quiere hacer su objetivo próximo. Como de Perera en 2008 y 2014, inmenso. Y del Cid en aquellas tardes grandiosas de Madrid cuando sus naturales estaban entre los tres o cuatro toreros ejemplo con la izquierda de los últimos 60 años. Como admiré a Antonio Ordóñez, el de más empaque del mundo. O a Camino, tan sabio y tan artista. O a Miguelín, tan poderoso. O a Puerta, tan valiente. Y a Dámaso, tan tranquilo como si no tuviera toro. Y a Ojeda, en su revolución de un cuarto de hora. Y muchos más. Cada uno en su momento.

Escribo de Ponce porque creo que, desde mi objetividad periodística, la que tenga, se lo merece. Ni me debe ni le debo nada. Bueno, él quizá algo : mis años de director de “Clarín”, los suyos primeros de matador, cantándole todos sus triunfos. Pero era de justicia periodística, de objetividad profesional, de noticia clara. En paz. Él triunfaba. Yo hacía un programa y lo decía. En paz. Cada uno cumpliendo su deber. Y haciendo lo que debe ser hecho.

Millonario, triunfador, halagado por todos, defendiendo una historia y una biografía que nadie va a superar, admitiendo sus números hasta sus antis, asombrando a propios y extraños.

Cuando alguien se me pone muy farruco negándole cualquier mérito le planto dos imágenes, dos ejemplos imposibles. Si resucitaran los 4.600 toros o más que ha matado, ¿dónde cabrían? En la estepa argentina o algún desierto africano. Verlos juntos daría espanto. Y los ha matado uno a uno.

Y muchas veces cuando hace el paseíllo en una plaza donde no está ningún magnate del petróleo o los mayores multimillonarios del mundo, puede que Ponce tenga más dinero que todos los espectadores juntos. Y sale al riesgo de una cornada.

Y encima dice que está loco perdío por el toreo. Sí, loco perdío. Ha sido en Vista Alegre, que siempre nos deja algo.

Este año verlo repetir y agrandar lo que nadie puede ni sabe hacer. El Juli reafirmando su condición de figura, de esas que de ellos solos son los faenones y Urdiales, no el triunfador de la serie, no, sino la sorpresa, incluso la gran sorpresa para él. Antes, muchos dudaban de él y ahora dudan de que pueda repetirlo.

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