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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 12 de noviembre de 2016

Memoria de "Carnicerito de Úbeda", un torero que se ganó la estima de los aficionados


Salió como triunfador por la puerta grande de la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, tres veces como novillero en 1967 y otras tres como matador en 1971.

Antonio Millán "Carnicerito de Úbeda" (Úbeda,1947-1976) no tuvo una carrera pródiga en festejos, pero en cambio siempre gozó del beneplácito de los aficionados. De forma muy especial en la madrileña plaza de Las Ventas, donde tuvo tardes brillantes. Desde que comenzó en la profesión, en 1964, hasta su último festejo acreditó un buen concepto del toreo y una gran determinación en los ruedos. Carmen de la Mata traza aquí un perfil del desaparecido diestro, ahora que se cumplen 40 años del trágico accidente de tráfico que le costó la vida.


Se han cumplido 40 años de su muerte   
Memoria de "Carnicerito de Úbeda", un torero que se ganó la estima de los aficionados





Carmen de la Mata Arcos
Cuatro décadas han transcurrido desde que el negro toro de la carretera acabara con la vida de Antonio Millán “Carnicerito de Úbeda”. Diestro valiente y poderoso que había hecho de la plaza de Las Ventas uno de sus principales feudos, logrando éxitos clamorosos. A pesar de que en las últimas temporadas su número de contratos había descendido de manera notable, los verdaderos aficionados siempre guardaron una gran estima hacia la figura del torero jienense, sabedores de su enorme valía.

La noticia del fallecimiento en accidente de tráfico de “Carnicerito de Úbeda”, causó una tremenda conmoción en todo el orbe taurino. El suceso se produjo el 4 de noviembre de 1976 en la carretera que une su ciudad natal con Navas de San Juan. 

Antonio había venido al mundo el 22 de septiembre de 1947, acercándose al mundo del toro gracias, en parte, al oficio que ejercía su progenitor, carnicero, del cual además tomaría su apodo en los carteles. El 28 de mayo de 1964 vistió por primera vez el traje de luces en un festejo para jóvenes aspirantes en el coso ubetense, cortando las dos orejas de la res de Francisca Jiménez que sorteó. 

Continúa durante un tiempo anunciándose en este tipo de funciones, debutando con picadores el 13 de junio de 1965 en la plaza de Jaén. Los astados de Juan Pedro Domecq ofrecieron un gran juego, posibilitando el lucimiento de los matadores. “Carnicerito” saludó con buenos lances a su primer oponente, ejecutando posteriormente una labor muleteril presidida por el valor y el temple. La media estocada en el hoyo de las agujas que le recetó al burel, puso en sus manos el doble premio e incluso fue solicitado por el respetable el rabo del cornúpeta. También mostró un magnífico nivel frente al sexto de la suelta pero el fallo con los aceros dejó su balance en vuelta al ruedo. 

En las temporadas de 1966 y 1967 prosiguió su andadura como novillero con caballos, resultando herido de gravedad el 14 de agosto del primero de los años indicados por un ejemplar de Moreno Santamaría en el recinto taurino de Punta Umbría.

El 5 de marzo de 1967 es una fecha señalada en la trayectoria profesional del torero jienense, puesto que en dicha jornada se inició su brillante historia en el circo madrileño de Las Ventas. Gregorio Lalanda y Adolfo Rojas le acompañaron en el paseíllo, lidiándose utreros de Maribáñez y Amelia Pérez Tabernero. Al novillo del debut le cortó una oreja, toreando con reposo y serenidad, según Antonio Díaz-Cañabate que, sin embargo, manifiesta que al trasteo “le faltó profundidad”. Su banderillero José González resultó cogido durante la lidia del sexto de la función, ejemplar que fue pasaportado por Antonio Millán de pinchazo y estocada fulminante. Gracias al éxito obtenido, repitió comparecencia el siguiente 12 de marzo para enfrentarse a un encierro de Branco Nuncio en unión de Aurelio García Higares y, nuevamente, Adolfo Rojas

"Carnicerito" recibe la alternativa de manos de 
Antonio Ordóñez en presencia de Ángel Teruel

Aunque durante esa campaña también sufrió el dolor de la cornada, producida, en este caso, en la plaza de Zaragoza, se puede calificar de triunfal, ya que trenzó cincuenta y cinco paseíllos, conquistando un total de ciento ocho apéndices. Entre aquéllos, mencionar los que afrontó como único espada en Huelva, Sevilla y el coso madrileño de Vistalegre, donde tuvo lugar su despedida de novillero. El hecho aconteció el 12 de octubre del referido 1967, pasando a estoque cinco cornúpetas de Salvador Guardiola y uno de Luis Miguel Dominguín, cortando dos orejas y ofreciendo una gran dimensión, demostrando que se encontraba más que preparado para dar un paso más en su carrera. 

Éste llegó el 10 de marzo del posterior año, 1968, en la plaza de Úbeda, cediéndole Antonio Ordóñez el toro “Canuto”, con el número 62 en los costillares, de capa negra y perteneciente a la vacada de Lisardo Sánchez. Ángel Teruel ejerció de testigo de la ceremonia, consiguiendo el toricantano un resonante triunfo al pasear los máximos trofeos del citado ejemplar y otro más que sumó de su segundo antagonista. La tarde fue completa, pues tanto el Maestro de Ronda como el torero del barrio madrileño de Embajadores tuvieron una espléndida actuación, saliendo los tres espadas en volandas por la Puerta Grande. 

Aquella primera temporada como matador de toros, la cerró con veintinueve festejos, descendiendo a veinticinco en 1969. El 20 de mayo del aludido año, confirmó su doctorado con el toro “Hacendoso” de la divisa de Pío Tabernero, recorriendo el anillo en vuelta al ruedo al término de la lidia. Figuraron en dicho cartel Paco Camino y Francisco Rivera “Paquirri”. Cuatro jornadas después regresó al coso venteño para lidiar junto a Manolo Cortés, Juan José y el rejoneador David Ribeiro Telles un encierro del Marqués de Domecq. Ese día paseó “Carnicerito” su primera oreja en Madrid, firmando, en conjunto, una notable actuación ante los tres animales que debió pasaportar por el percance sufrido por el diestro de Gines. 

En 1970 hubo un paréntesis en su trayectoria profesional a causa del cumplimiento del servicio militar, vistiendo el traje de luces tan sólo en cinco oportunidades. Sus contratos suben a diecisiete en la siguiente campaña, consiguiendo éxitos destacados a lo largo de la misma. Entre éstos cabe subrayar el acontecido el 22 de agosto en el recinto taurino de la calle Alcalá, alcanzando la ansiada Puerta Grande tras cortar las dos orejas a su primer oponente de la vacada de Guardiola Soto. La corrida, que había despertado bastante interés entre la afición, quedó en mano a mano entre Antonio Millán y José Ruiz “Calatraveño”, que debutaba en la plaza madrileña, al ser corneado Pedrín Benjumea en el recibo capotero al astado que rompía plaza. 

A lo largo de esos años, es habitual la presencia de ambos diestros en numerosas combinaciones, sobre todo en el circo capitalino, entablándose una reñida competencia entre el ubetense y el manchego. En 1972 participa en idéntico número de festejos, pagando con sangre su entrega delante de las reses el 6 de julio en la Monumental de Barcelona, resultando herido de gravedad por un astado de Hermanos Cembrano. A partir de ese momento, sus apariciones en los ruedos disminuyen hasta llegar a 1976, año en el que torea una sola corrida.

Fue “Carnicerito de Úbeda” un torero que, tarde tras tarde, se fue granjeando el respeto y la estima de los distintos públicos. La determinación con la que pisaba la arena y su excelente concepto del toreo, lo situaron durante varias campañas entre los matadores predilectos de los aficionados, distinguiéndose, a este respecto, el aprecio que le profesaban desde los tendidos del coso de Las Ventas. A pesar de que en la parte final de su carrera se prodigó menos en los patios de cuadrillas, siempre supo mantener en alto su cartel y el prestigio que tanto le había costado conseguir.

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