Tendido 7 de Las Ventas. (Foto: @ATorodeMadrid)
El público de la corrida, nunca todo aficionado, ni siquiera mayoritariamente, agrupa cada vez vivencias múltiples de ella. Tantas como individuos, los cuales reaccionan tocados en sus particulares afectos, instintos, gustos, preferencias, prejuicios. Pero al final responden colectivamente, como masa (incluidos los críticos), en una gama y una intensidad emocional muy amplia. El silencio, el ole, las palmas, la ovación, la bronca, la procesión en andas…
La grey taurina
Jorge Arturo Díaz Reyes
Crónica Toro, 12 Julio 2021
Culto, rito, tradición, espectáculo, negocio, industria... Sí, el toreo es todo eso y más. Pero la corrida su ceremonial, su liturgia, levantada sobre la lidia y sacrificio del animal sagrado, simboliza en esencia la comunión original de la especie humana con la naturaleza, retrotrae a ella. Una vez dentro, nadie puede abstraerse a esa carga que yace en el fondo genético.
“Cavernario bisonteo,
tenebroso rito mágico,
introito del culto trágico
que culmina en el toreo..:
Así lo definió don Miguel de Unamuno en su poema “La cueva de Altamira”. ¿Vamos a contradecir? Bueno, yo no, aunque cada quien es libre de entender y verter en el toreo sus personales percepciones, sentimientos, conceptos, pulsiones, filias, fobias. Con devoción, asombro, curiosidad, compasión, interés, ambición, morbo, tolerancia, intolerancia… Igual a como cada quien puede hacerlo en o fuera de cualquier otra expresión cultural propia o ajena.
El público de la corrida, nunca todo aficionado, ni siquiera mayoritariamente, agrupa cada vez vivencias múltiples de ella. Tantas como individuos, los cuales reaccionan tocados en sus particulares afectos, instintos, gustos, preferencias, prejuicios. Pero al final responden colectivamente, como masa (incluidos los críticos), en una gama y una intensidad emocional muy amplia. El silencio, el ole, las palmas, la ovación, la bronca, la procesión en andas…
Los hay, (muchos), que se decantan por el tipo de toro, la personalidad de un torero, la norma, la importancia de cada tercio, las diferentes formas de lidiar, la valoración estética, técnica o funcional. Y no pueden sufrir las opuestas. Toristas, toreristas, reglamentaristas, enterados, ignorantes, villamelones, chalados, puristas, fundamentalistas, frívolos… se llaman unos a otros.
Me ha divertido ver algunas veces al “Rosco” de pie en su tendido siete de Las Ventas, contando burlonamente con el índice a quienes aplauden un evento inadmisible para él; unas banderillas a toro pasado, una tanda con el pico, un pase trompicado, el arrastre de un dócil.
Identificación del otro, rechazo, aceptación, exclusión, inclusión, afecto, desafecto. Comportamiento propio de nuestra condición animal gregaria, la cual también se desnuda en un ritual tan hondo como la corrida. Nadie escapa.
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