A ver si al final va a resultar que lo de Florentino Pérez resulta más escandaloso que el hecho de que el Barcelona contratase a una empresa para realizar campañas a través de las redes sociales contra personas no afines a la directiva del que por aquel entonces era el máximo dirigente, José María Bartomeu. A ver si va a resultar más escandaloso lo de Florentino que el que se investigase en su día por espionaje al ex director general y al ex jefe de seguridad del Barcelona. A ver si va a resultar más escandaloso lo de Florentino que el que ésta junta directiva culé, la anterior y la anterior de la anterior hayan utilizado y vayan a seguir empleando las instalaciones del club como plataforma prosecesionista y en contra de España. A ver si va a resultar más escandaloso lo de Florentino Pérez que el que el Barcelona despidiera a su ex entrenador Quique Setién por su falta de liderazgo y porque, en vez de mejorar, el equipo empeoró su rendimiento deportivo: hace falta tener la cara de hormigón armado. A ver si ahora va a resultar que unas declaraciones descontextualizadas y probablemente troceadas de Florentino Pérez de hace quince años son el notición del siglo cuando resulta que agentes del Área Central de Delitos Económicos de los Mossos d'Esquadra registraron de arriba abajo las instalaciones del Camp Nou buscando información y pruebas en el conocido como Barçagate.
Y a ver si, por fin, resulta que como fue efectivamente un auténtico escándalo que Alfonso Godall saliera en la televisión reconociendo que los árbitros habían beneficiado al Barcelona porque Laporta apoyó a Villar; como fue un auténtico escándalo que en un hotel de Madrid el presidente de la federación le dijese al del club catalán que ya no podía darle más de lo que le había dado, que había sido todo; como fueron un auténtico escándalo la tomadura de pelo de los números del contrato de Neymar (del que tuvo que tirar en soledad y a pulso un socio culé a título individual), todo el proceso que se vivió con Messi (con gente yendo a aplaudirle a los Juzgados mientras éste les estaba defraudando), como constituyó un escándalo que el club catalán fuera investigado por pagarle a una empresa para desprestigiar a, entre otros, jugadores del propio club, y como ha sido un escándalo el despido de Setién y sigue siendo un escándalo que los dirigentes del Barcelona utilicen el Camp Nou como escenario de su exaltación antiespañola y es un escándalo sin parangón la situación de quiebra económica del club catalán, a ver si como todo eso es un escándalo mundial alguien ha pensado que sería bueno reequilibrar ahora las fuerzas con este scoop del que, por cierto, ya se sabía todo y a casi nadie importa.
Hay dos formas de enfocar la reaparición (ahora en soporte sonoro) de esta historia. La primera consiste en no hacer referencia a ella puesto que, como ha dicho el propio Florentino Pérez, esa conversación se grabó sin su consentimiento. Y el segundo modo de enfocar este asunto es escuchando la primera entrega y no dándole más pábulo a una historia que amenaza con más capítulos y que tiene que ver con lo más tenebroso de las cloacas deportivas del Estado y probablemente también con lo peor de la condición humana. Escuchado por mi parte ese extracto de conversación que ya había leído hace mucho tiempo, lo que tengo que decir al respecto es que no comparto que Raúl e Iker fueran una estafa pero sí estoy de acuerdo en el fondo de la cuestión, que no es otro que el siguiente: no sé por qué extraña razón pero cuando un futbolista lleva mucho tiempo en un club, y significadamente en el Real Madrid, acaba creyéndose que es de su propiedad y, entonces, conviene desembarazarse de él cuanto antes para que esa creencia, materializada en comportamientos muy visibles, siga emponzoñándolo todo. No hace mucho, en El Chiringuito, Carmen Colino me preguntó qué tenía yo contra los capitanes del Real Madrid; y lo que yo he tenido contra algunos capitanes del Real Madrid, no contra todos, es precisamente eso que denunció Florentino Pérez hace tantos años y que, por cierto, provocó su dimisión: en el Real Madrid Club de Fútbol, el jugador trabaja para el club y no al revés. De la generosidad de Florentino Pérez habla bien a las claras el que, considerándolos perniciosos en su momento para el día a día del club, los acogiese más tarde sin problemas, en el caso de Raúl para trabajar duro y en el de Iker para pasear el palmito, pero ahí están los dos. A ver si va a resultar ahora que eso es un escándalo también. Los hilos, Piqué, los hilos.
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