'..Ningun espectador que asistiera en directo a la función podrá buscar ahora argumentos artísticos taurinamente hablando que le hayan quedado en la memoria.
En todo caso recordará que de trapío, menos de lo justo. Toros sin remate en lo que a hechuras se refiere. Pitones, sí; veletos y con notable distancia entre las astas..'
SAN FERMÍN - 5° DE FERIA.- ¡¡ CUIDEN PAMPLONA !!
EL TORO "DE SEVILLA" NO PUEDE SER APTO PARA PAMPLONA
Por Juan Miguel Núñez Batlles
Estará satisfecho "el sistema", podría estarlo, con la corrida de hoy en Pamplona cuyo balance arroja dos Puertas del Encierro, como se le llama aquí a la Puerta Grande, con la salida a hombros de "Morante de la Puebla" y Tomás Rufo, con dos orejas cada uno, una por toro.
Mas sería un error, hay que advertir, celebrar un infundio de corrida en la que el toro ha sido el gran ausente.
No tiene sentido y no conduce a nada bueno este falso optimismo, de Puertas Grandes convertidas en Puertas "chicas", nada menos que en Pamplona, en la llamada Feria del Toro.
Uno cree, sin embargo, en la buena voluntad y la notable afición de los organizadores de este renombrado serial sanferminero, cuya marca, el Toro, con mayúsculas, lleva años y décadas siendo ejemplo y espejo de organización taurina. Impecable su intendencia, dirección y administración. Y a partir de ahí hay que pensar que no volverá a ocurrir. Que no habrá más experimentos con encierros como éste de Álvaro Núñez que se ha colado en la Feria.
Un ensayo frustrado, cuyo fracaso se veía venir, de una ganadería sin historial ni pedigrí para rivalizar con hierros la mayoría históricos.
Los antecedentes de este Núñez como ganadero tienen su origen a la sombra del padre, el veterano Joaquín Núñez del Cuvillo, con quien aprendió el oficio. Y precisamente de la ganadería familiar consiguió unos retales, que junto a otros de Garcigrande, añadió a una punta de vacas adquiridas al torero Alejandro Talavante (ganadero de menor rango). Tres vías juntas "en un cuarto de hora" para lanzarse a la aventura de ser ganadero. Ya ha lidiado Álvaro Núñez en la Maestranza, y con éxito, aunque nada sorprende siendo Sevilla como es. De hecho siempre se ha hablado del "toro de Sevilla", el que prefiere aquella afición, sin exageraciones de peso y volumen: toro terciado; un animal bajo y recortado de hechuras, poco agresivo, y como significada característica en su morfología, con la cara hacia adelante.
Teóricamente nada que ver el de Sevilla con el de Pamplona. O dicho con más propiedad, nada que ver el de Pamplona con el de Sevilla.
De casta ahora también mejor no hablar. Sin emplearse en los caballos. Y de embestidas apagadas informales e inciertas. Ya para acabar con esta historia, los pupilos de Álvaro Núñez que saltaron en esta ocasión a la Monumental de La Misericordia (así se llama la plaza pamplonesa) no daban ni para la mitad de lo que prefieren los sevillanos. ¿Está clara la frustración torista con una corrida así en una plaza como ésta?
Y a esto hay que sumar "la alegría" que viene siendo característica de un público jaranero en "el sol", feudo de las peñas que tanto colorido y ambiente prestan al espectáculo, más la elegante y callada aquiescencia de "la sombra", que la mayoría de las veces se conforma con la muerte rápida del animal para valorar muy positivamente lo ocurrido en el ruedo. Y tanto que una estocada a la primera y sin el uso del descabello generalmente acaba siendo una oreja. Por supuesto que siendo el presidente connivente con la situación, sacando pañuelos y pañuelos tan alegremente, debe ser considerado responsable directo y último de tan lamentable desaguisado. Triste realidad, que hace clamar al leal y riguroso aficionado ¡salven a Pamplona!

Es lo que pasó en los toros primero y cuarto de Morante, y tercero y sexto de Rufo.
Ningun espectador que asistiera en directo a la función podrá buscar ahora argumentos artísticos taurinamente hablando que le hayan quedado en la memoria.
En todo caso recordará que de trapío, menos de lo justo. Toros sin remate en lo que a hechuras se refiere. Pitones, sí; veletos y con notable distancia entre las astas.
Pero de casta, mejor no hablar. Sin emplearse en los caballos; y de embestidas apagadas, informales e inciertas. Alguno incluso, como el segundo, se llegaría a echar en dos ocasiones, moribundo, antes de montarle la espada.

Y como hay que hablar de los toreros, señalar el desbordante fanatismo que arrastra Morante desde "lo" de Madrid el pasado San Isidro. Sobre todo en las plazas "de segunda", y no se diga en esta popularísima Pamplona, el paroxismo que provoca su figura y evoluciones en el ruedo, es tremendo.
Nada más abrirse de capote en el primero, un imprevisible e inoportuno desarme cuando empezaba a "sentirse" en el lance, provocó un ay de angustia y suspense, prueba de la complicidad que iba a haber toda la tarde entre la masa del tendido y el ídolo. Tres verónicas y dos recortes a una mano de mucho aroma y expresión. Pasó el toro pasa por el caballo sin decir nada, quitándose el palo.
Y un brindis muy especial. A Eugenio Salinas, hombre bueno y estupendo aficionado, con larga y acertada trayectoria en la gestión taurina sanferminera.
Tuvo "Morante" algunos detallitos en la apertura de faena y cierta compostura en un par de tandas a derechas. Sin embargo, faltaba entendimiento en el encuentro del toro con el engaño. Enganchones. E igual por naturales antes de volver a la diestra. Airosa salida a modo de desplante para refrendar que fue faena de mejor envoltorio que contenido. Y tras la estocada corta le darían una oreja, porque sí, sencillamente porque Morante y Pamplona son así.
En el cuarto se entonó un poco a mitad de faena, aunque abundaron tropiezos y enganchones. Lo quiso hacer todo bonito, pero esta vez, y por la falta de toro, no hubo tanta gracia. Aunque siguió la plaza volcada, fiel al entusiasmo. Estocada trasera. Y la oreja para la Primera Puerta Grande de la Feria.

Del primero de Roca Rey, segundo de la función, mejor valdría no hablar: una sardina con cuernos. No vale tomar como referencia de trapío y seriedad el peso que dice el cartel, 550 quilos. Que otros con mucho menos asustan más. Discreto en varas. Quite por gaoneras. Y el lío desde el primer momento, de rodillas y muletazos por delante y por detrás. De pie, a derechas, el toro es una babosa, que apenas aguanta una tanda más antes de venirse al suelo. Decepción. Moribundo. Otra vez echado. Estocada. Y nada
Al quinto, recibo a pies juntos. Pasó por el caballo casi sin enterarse. Al toro le cuesta en la muleta. De uno en uno, y recolocándose mucho el hombre entre pases. Estocada caída. Y silencio, si como tal se puede interpretar el ensordecedor ruido de las peñas, en situaciones así ajenas a lo que pasa o ha pasado en el ruedo.

Del aborregado tercero conviene resaltar su extrema docilidad. Habilidoso Rufo, aunque superficial, para sacarle mucho más rendimiento del que ofrecía. Exasperante nobleza, en realidad sosería. Y un momento para la reflexión: dentro de unos años, si esto sigue así habrá que echar el cierre por falta de existencias. El toro es fundamental para seguir, si es que se quiere seguir.
Unos lances a pies juntos, algo destacado en el sexto En el caballo no sangra el toro ni para un análisis. Con la franela hay buena intención, pero el animal apenas empuja, y falta limpieza. No obstante, el milagro de un espadazo a la primera. Rufo también a hombros.
Cualquiera que no haya estado en la plaza puede imaginar lo que quiera.

- FICHA DEL FESTEJO
Toros de Álvaro Núñez, escasos de trapío y completamente desrazados. Corrida decepcionante para la Feria del Toro.
"Morante de la Puebla": estocada corta (oreja); y estocada (oreja).
Roca Rey: estocada (silencio); y estocada caída (silencio).
Tomás Rufo: estocada (oreja); y estocada (oreja).
En cuadrillas, Sergio Blasco y Fernando Sánchez saludaron tras banderillear al sexto.
La Plaza se llenó con cartel de "no hay billetes" desde hace varias semanas, y reventa por las nubes, en tarde de calor.
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CODA.- Después del vapuleo a la ganadería, es justo resaltar la estupenda proclama de su propietario, que habiendo sido invitado a comentar en directo el desarrollo del encierro matinal de sus toros, en el set de TVE Canal 1, aprovechó para devolver los ataques que había vertido días pasados contra "la Fiesta" un innominado comunicador, que dicen que dijo que "los toros del encierro serán asesinados por la tarde en la plaza". Pues bien, no le dolieron prendas a Álvaro Núñez para replicarle que
"los toros no se asesinan. Se asesinan a las personas. Y lo hacen los terroristas". Punto.

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