Diego San Román se ha jugado los muslos en cada pase y además ha toreado con gusto, temple y enjundia a su primero, tercero de la tarde, sin inmutarse aunque los pitones le han silueteado su torera figura en cada pase.
Valor espartano
Paco Mora
Dicen que para los soldados de Esparta era un deshonor ser heridos por la espalda. Bueno, pues el mexicano Diego San Román bien podría ser espartano, porque da la cara con un valor y una gallardía fuera de lo común. Esta tarde en la primera novillada de San Fermín ha abierto la puerta grande de la plaza de Pamplona con un toreo de puro quietismo estético. Porque el zagal se ha jugado los muslos en cada pase y además ha toreado con gusto, temple y enjundia a su primero, tercero de la tarde, sin inmutarse aunque los pitones le han silueteado su torera figura en cada pase. Pero es que en el último de la tarde-noche el manito, con un novillo sin la calidad y la bravura del anterior de su lote, y con más peligro que una víbora en un bidé, ha sido la quietud personificada, de tal modo que con más acierto con la espada habría cobrado otra oreja de ley.
Francisco de Manuel no ha tenido suerte con su lote y por más que lo ha intentado no ha podido repetir el triunfo del San Fermín de 2018. Antonio Grande, que apunta un corte como su apellido, no ha tenido tampoco material adecuado para expresar en toda su profundidad su bien fundamentado clasicismo. Los de Pincha han tenido momentos de bravura y otros para olvidar, más de estos que de aquellos. Pero el bueno ha sido bueno de verdad. La plaza casi al completo, y un público respetuoso y atento a la jugada como no hay muchos en todo el ámbito taurino.
Esto acaba de comenzar y están por venir los días en que los sanfermines estallan en toda su personalísima dimensión. A mí me gusta ese público que sabe conjugar la diversión con el respeto y el premio de sus ovaciones a los toreros. Además, que unos organizadores hagan títeres, si hace falta, para conservar las novilladas en la programación, es digno de encomio, porque si acabamos con las simientes el toreo caminará hacia un autentico erial. Muchas otras plazas deberían de mirarse en ese sentido, y en muchos otros, en el espejo de la capital de Navarra.
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