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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 13 de febrero de 2025

Madrid / por Manuel Viera


'..La pomposidad y el desahogo con la que se anunció y se cantó las excelencias de la feria nada tiene que ver con lo presentado. La desvergüenza con la que se es capaz de destronar a nuevos valores con proyección de futuro contrasta con la fidelidad entre ellos y el conformismo para aprovechar lo que tienen. Y ahí están, ocupando los puestos que restan a otros..' 

Madrid

Manuel Viera
Calma chicha en Sevilla que dejará de serlo en pocos días. En las oficinas de Pagés se sigue encajando el puzle. Carteles de un ciclo que serán menos buenos para unos como muy buenos para otros. Pero ¿qué decir sobre esos otros de San Isidro en Las Ventas de Madrid? La única pregunta que interesa hacerse es ¿cómo y por qué están los que están? Carteles que ilustran, pero también realidades ilógicas que no tendrán resultados hasta que el toro los otorgue en la plaza. Como siempre.

Ante las combinaciones del ciclo madrileño queda bien planteada la cuestión. En el papel la realidad está ahí, sin más. Simple, sin demasiado interés en su totalidad, sin nada nuevo que los haga diferentes, pero sí resultan ser la representación del poder de los grandes. Porque algunos de lo que están no estarían sin el soporte de quien los lleva y a la vez hacen las ferias. Se verifica que algunos de los ubicados no son, precisamente, los más deseados, sí los más favorecidos.

La pomposidad y el desahogo con la que se anunció y se cantó las excelencias de la feria nada tiene que ver con lo presentado. La desvergüenza con la que se es capaz de destronar a nuevos valores con proyección de futuro contrasta con la fidelidad entre ellos y el conformismo para aprovechar lo que tienen. Y ahí están, ocupando los puestos que restan a otros. Ahí está esa otra crisis de valores en el toreo que nadie sabe cuándo acabará ni cuales serán finalmente sus consecuencias, y que tanto obliga a la reflexión. 

A la necesidad de acabar con este método basado en los propios intereses, con ese legado que hace posible una práctica en la que unos pocos privilegiados, con talento prestado, le ganan la partida al esfuerzo y a la calidad de las formas de futuros e importantes toreros. A los que le han echado más que cojones a la complejidad del toreo.

Ah, y únicamente tres novilladas programadas en un mes de toros continuado. Cuarenta y siete matadores de toros y sólo siete novilleros, porque una de ellas la lidia un solo novillero. Paupérrimo proceder. Resulta, desde luego, insignificante la apuesta cuando ahora tienen jóvenes con futuro para escoger y darles su oportunidad. De todas formas, todo queda a la espera de que salga el toro. Es el único que no se opone a quien le han de poner delante.

Burladero.com

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