'..Una estrategia es, ya digo, ‘okupar’ el territorio Vox con gente que suene un poco Vox e incluso con gente que dice ser de un Vox originario (más ex que Escassi). O sea, okupar ‘liberaliamente’ Vox mientras se «putiniza» a Vox, es decir, mientras se le estigmatiza. Porque aquí no hay un juego político normal de discrepancias, sino una acción deliberada para ensangrentar a Vox..'
Doble tirabuzón liberalio con cinturón sanitario
(o para qué le sirve Ucrania al PP)
HUGHES
Los liberalios no descansan el fin de semana. Eso significa que se divierten mucho o que… están trabajando.
«Estamos trabajando en ello», decía en idioma texano Aznar.
En los últimos días les he dado la lata con las formas de la estrategia demonizadora. Los hechos (tristemente, también aquí) lo van confirmando.
Ahora esto gira, cambia, evoluciona. Lo hace a cuenta de Ucrania, Putin y Trump. La propaganda es demencial y es mejor no entrar en ella. Pero si ustedes perciben un énfasis muy grande en este asunto no piensen que están ante grandes seres humanos.
La estrategia consiste en ‘okupar’ el espacio de Vox. En sonar derechista, como la suplantación parcial que la CDU intenta con la AfD mientras la excluye.
Esto parece difícil: ¿cómo sonar como ellos y a la vez demonizarlos?
Bueno, no es que sean muy listos. Es que tienen muchos medios y varias corrientes y facciones.
Confluyen en este instante dos cosas: la OPA liberalia al espacio voxista y la diabolización en uno de sus grados más altos.
Una estrategia es, ya digo, ‘okupar’ el territorio Vox con gente que suene un poco Vox e incluso con gente que dice ser de un Vox originario (más ex que Escassi). O sea, okupar ‘liberaliamente’ Vox mientras se «putiniza» a Vox, es decir, mientras se le estigmatiza. Porque aquí no hay un juego político normal de discrepancias, sino una acción deliberada para ensangrentar a Vox, para vincular a Vox (en realidad a quien opine distinto) con muertes, con intenciones atroces, con el mismo Putin, convertido Putin en Hitler, según analogía ya tratada. Hay un grado más sutil, aunque tampoco mucho más: putinizar a Trump, convertir a Trump, con el que Ucrania no fue invadida, en responsable de su desastre. Esta ha sido la estrategia del golpismo demócrata en EEUU, por cierto.
La estrategia: okupar liberaliamente a Vox putinizando a Vox.
Hay gente en esto. Gente que por supuesto no descansa.
Y en esto hay un engaño hasta cierto punto legítimo: robar con maquillaje un espacio ideológico, y algo peor, algo distinto: una demonización que atribuye cosas terribles al otro, que lo expulsa de la liga de los decentes, de lo correcto, de la civilización europea…
¿Qué diferencia hay entre esto y la exclusión izquierdista por oponerse a los dogmas de la Violencia de Genéro (que también practican)?
El PP participa, ahora sí de lleno, en un cordón sanitario. Lo hace movido por el furor neoliberal atlantista, la única convicción ideológica que ha tenido ese partido desde su refundación aznarista.
Es una demonización losantiana. De formas neuronales, morales y estéticas losantianas que se extiende por la prensa y el lumpen hampón de liberalios de Internet (¿algún artículo sobre esto?). Este discurso incivil del centroderecha, que nunca fue el lápiz más afilado del estuche pero al menos guardaba las maneras, es ya un hecho. La reciente coincidencia del PP con Bildu contra Vox en un municipio vasco certifica la degradación neuronal, moral y estética del PP y su mundo paraliberal y multijeta.
En el cordón sanitario a Vox el PP coincide con Bildu. Es más. Bildu no llega a tanto como llega el losantismo. Solo los llaman reaccionarios.
Estamos, pues, ante esto, y es terapéutico verbalizarlo: la okupación liberalia del espacio de Vox putinizando a Vox con un losantismo discursivo que llega a darse la mano con Bildu.
22 de febrero de 2025
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