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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 4 de noviembre de 2016

Zidane no está preocupado, yo estoy aterrado / por Juan Manuel Rodríguez



 ¿Qué quiso hacer Zidane?... Pues eso sólo lo sabe el propio Zinedine Zidane, pero el caso es que al final del partido, después de un empate milagroso que llegó in extremis, el entrenador del Real Madrid dijo no estar preocupado


Zidane no está preocupado, 
yo estoy aterrado

Si el 4-2-4 era una probatura, un invento, un experimento... salió rematadamente mal. Si a Zidane se le ocurrió que un vacío Woljska Polskiego de Varsovia y un cautivo y desarmado Legia podían ser el escenario perfecto y el sparring ideal para colocar arriba a Cristiano, Bale, Benzema y Morata juntos... se equivocó. Si lo que pretendía era marcarle al equipo polaco más de 6 goles para acortar distancias con el Borussia Dortmund pensando en acabar primero de grupo... le salió rana. ¿Qué quiso hacer Zidane?... Pues eso sólo lo sabe el propio Zinedine Zidane, pero el caso es que al final del partido, después de un empate milagroso que llegó in extremis, el entrenador del Real Madrid dijo no estar preocupado, cuestión ésta que me preocupa doblemente porque, sinceramente, yo sí lo estoy, yo sí estoy muy preocupado, estoy aterrado.

Del partido no voy a hablar mucho más. Todos pudimos verlo. Lo peor de un partido en un estadio vacío, sin público, es que los comentarios de Jorge Valdano se oyen con eco. Punto. El Madrid se puso muy pronto 2-0, tan pronto que el primer gol, el chicharro de Bale, ha sido el más rápido del Real en la Copa de Europa. Curiosamente, aún con ese 4-2-4, que en realidad era un 3-2-4 porque Coentrao simplemente no está, que a veces acabó siendo un 2-2-4 porque Varane no es el mismo de antes y que por momentos pareció un 2-2-3 porque Cristiano está aún de pretemporada, el equipo no se descosió, no se partió por el eje. Vista la alineación, los analistas vaticinaron una catástrofe táctica que no se produjo fundamentalmente por el trabajo estajanovista tanto de Bale, que volvió a estar sublime, como de Morata. El del Madrid, por lo tanto, no fue un hundimiento instantáneo sino que se fue diluyendo muy despacito, muy lentamente, hasta que, de repente, estaba abajo en el marcador y una derrota en Portugal ante el Sporting... ¡hacía peligrar la clasificación a los octavos de final del vigente campeón continental!...

De no ser por Kovacic, que estuvo antológico, el Real Madrid habría perdido su primer partido desde abril en el campo de un equipo netamente inferior... pero que quiere jugar al fútbol. Kovacic se dedicó a coser lo que otros, empezando por el banquillo, se empeñaron en descoser. El croata corrió por todos, templó, mandó, arrancó cuando tuvo que arrancar, cortó cuando tuvo que cortar e incluso marcó un gol que curiosamente puede acabar siendo fundamental cuando, al principio, la visita a Varsovia estaba planeada para dar un garbeo por el Palacio Lazienki. El único elemento positivo que cabe extraer de un partido tan lamentable como el de anoche es que puede servir como lección. Me agarro a esa idea como si de un clavo ardiendo se tratara pero inmediatamente me vienen a la memoria los partidos ante Eibar, Las Palmas y Villarreal, de los que también había que extraer una lección. Aún resuenan en mi cabeza las palabras de Zidane: "No estoy preocupado". Y el Atleti esperando a la vuelta de quince días. Y yo aterrado en un rincón.

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