Por eso digo lo de peculiar, raro, o alejado de la normalidad, de la lógica, de lo razonable. Me explicaré más detenidamente. Recientemente he leído unas declaraciones del Sr. Revilla, en las que recomienda al Sr. Feijoo que se aleje de VOX, que busque otros amigos, o de lo contario nunca será presidente del gobierno. En las mismas declaraciones afirma que si hay nuevas elecciones, porque Sánchez no consiga ser investido presidente, él le votará, es decir que votará a Sanchez. A mí, al menos, esta forma de pensar y de actuar me parece peculiar por no emplear otro calificativo; aunque como decíamos, el Sr. Revilla siempre, ha sido ilógico, veleta, persona que se aparta bastante de lo que yo considero fiable, de una sola palabra, serio, por lo menos en sus actuaciones como político en general.
Resulta que detesta de forma contundente a VOX , al que llama extrema derecha, un partido político constitucionalista, democrático, que respeta las leyes, que defiende la unidad de España sobre todo. En España, para mí VOX es la derecha y el PP, es el centro derecha, que incluso invade la socialdemocracia, porque socialdemocracia como tal no hay; se acabó cuando llegó al gobierno Zapatero, y antes solo la hubo durante el mandato de Felipe González. Pues bien, el Sr. Revilla afirma que votará a un sujeto que tiene el honor de ser el político más mentiroso de todos los políticos españoles desde hace siglos, que sigue mintiendo, que no solamente ha pactado con la extrema izquierda, comunista radical, y por tanto antidemócrata, liberticida y criminal, sino con los separatistas más radicales, y lo que es peor aun con los terroristas de ETA, porque para mí tan terrorista es el que pega el tiro en la nuca como el que apoya esa acción, no condena a los asesinos, ni los homenajes a dichos asesinos. Al centro derecha, que es el partido de Sr. Feijoo, le recomienda que se aleje de VOX, y al mismo tiempo dice que votará al que sabe va a pactar con la extrema izquierda, con los que quieren romper la unidad nacional y con los terroristas. Estarán de acuerdo conmigo en que eso es una forma muy especial, muy peculiar, muy rara e ilógica de pensar.
Quien así actúa, al menos para mí, es un ser indigno, rastrero, despreciable, sin duda alguna. Por eso concluyo que yo no me iría a tomar una cerveza con el Sr. Revilla, e incluso me cuesta trabajo llamarle señor, pero por educación lo hago.
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