
Sevilla. Ortega, Aguado y Morante. Fotograma: Canal Sur
Morante impone su rancia maestría y deja ir otra Puerta del Príncipe por pinchar. Juan Ortega momentos de lánguida belleza. Aguado porfía. Encierro sin casta…
Como Gallito
Jorge Arturo Díaz Reyes
CronicaToro/Cali, 1º V 2025
A sus casi veintiocho años de alternativa (menos dos meses) José Antonio Morante de la Puebla volvió a la Maestranza, la llenó, conmovió y explicó el inexplicable arte de torear.
Hacía más de un año no iba. Llegó adusto, de verde muy recamado en oro, con su decimonónica montera de morillas. La entrevistadora de Canal Sur (gracias Canal Sur, gran transmisión), lo recibió con una pregunta de corte futbolístico.
–Imagino que viene por otro triunfo, maestro
–Bueno eso sería mucho pedir –contestó con sonrisa modesta y medio pesimista.
Bueno, él que las ha estado viendo negras estos meses quizá no lo veía posible, pero lo construyó. Y cómo lo hizo, cómo toreó sus dos diferentes e insípidos toros, cómo se jugó, cómo mató al cuarto, como puso la plaza, cómo lanzó su emoción y su proclama mucho más allá de ella, del Guadalquivir, del Atlántico y de las fronteras... Y con casi tres décadas de corridas encima.
Lidiar con eficacia, con belleza, con verdad, con justicia..., fue lo que predicó. A la condición de cada toro. Cuando uno protestó la estulticia del primero, otro contestó (se oyó por el micrófono) –es lo que hay. Qué quieres que haga.
Para eso es el toreo, para crear, para lucir y extasiar con cualquier toro. ¿Pero quién lo puede hacer? Morante hoy. A “Bodeguero”, el cuarto, le paró sus carreras avantas con cuatro verónicas rodilla en tierra, y cuando el incierto le quiso apretar contra las tablas, le redujo con seis largas improvisadas, forzadas, ligadas, cambiadas por una mano y por la otra, por un pitón y por el otro, una más de molinete y una fregolina. Trance largo, poderoso, torerísimo, reminiscente, bello. La banda se arrancó de una en medio de la batahola maestrante. Que alcanzó para ovacionar a Cruz por dos puyas traseras. Domínguez y Amores cumplieron sin brillo.
Entonces, sin brindis, cuatro ayudados por alto, derechazo y pecho, para irse al platillo del gran ruedo, lejos de todos, donde siete en redondo y el forzado pusieron la estética y la adrenalina sobre la sosería del negro domingohernández. Y también por la izquierda, y todos de acuerdo. Los cambios, los molinetes antañones, vertidos e invertidos. A los tardeos, el cite con un leve movimiento de ambos hombros. A las paradas, el dominio y la toma del pitón como en la más que centenaria foto de Joselito que debe haber contemplado tantas veces. El discreto desplante con el codo, a lo Curro. Y la estocada fulminante.
–Maté con convicción, con ortodoxia, como he querido poder hacerlo tantas veces, como quise hacerlo en el primero –dijo después de haber paseado las dos orejas en una vuelta delirante.
Al primero, un grandulón de 582 kilos, noblote y aburridor al que bordó. Sí, bordó en quites con Ortega. Qué chicuelinas. Y de muleta, con ese temple y ese poso y ese temple, y los naturales de frente a pies juntos, y ese pecho sosteniendo el mentón, cornisa bajo la cual conducía las embestidas sumisas. La gente a todo tren, pero pinchó dos veces con la espada y tres con la cruceta. O si no…
Juan Ortega doblemente ovacionado desperdigando lenta belleza en sus dos turnos y Paco Aguado menos consistente ante las mezquindades de su lote y pinchauvas, pero dueño del afecto paisano, también. Compusieron una tarde soleada y pletórica que la falta de bravura de los toros hubiese podido llevar a la desilusión. La terna se fue muy aplaudida por los que agotaron la boletería, no así los arrastres.
FICHA DEL FESTEJO
Jueves 1º de mayo 2025. Sevilla, plaza de La Real Maestranza de Caballería. Sol. Lleno de “No hay billetes”. Seis toros de Domingo Hernández, cuatreños, 526 kilos promedio, mansos.
Morante de la Pueba, saludo tras aviso y dos orejas.
Juan Ortega, saludo y saludo.
Pablo Aguado, saludo y saludo por su cuenta.
Incidencias: Ovacionado el picador Aurelio Cruz en el cuarto. Se desmontera Iván García en el sexto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario