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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 14 de septiembre de 2013

Los "samueles" ya son historia / Por Paco Mora



La corrida de Samuel Flores en la Feria de Albacete ha resultado un fiasco. Tres valientes; Javier Castaño, Rubén Pinar y Sergio Serrano se han jugado la vida con ella...

Los "samueles" ya son historia

Por Paco Mora
La corrida de Samuel Flores en la Feria de Albacete ha resultado un fiasco. Tres valientes; Javier Castaño, Rubén Pinar y Sergio Serrano se han jugado la vida con ella, pero lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Los seis tenían arboladura para dar y vender, pero eso sólo no conforma el trapío de un encaste. Feos de hechuras, todo se lo habían gastado en cabeza. Algunos de ellos carecían de cuartos traseros y todos entraron a los petos con la cabeza a la altura de la silla de montar de los picadores, y ya en el último tercio tuvieron más peligro que un mono con una cuchilla de afeitar. Siento en el alma tener que decirlo porque Samuel Flores es un caballero y un ganadero de estirpe, pero la verdad no se puede ni se debe ocultar: Los toros de su ganadería no sirven para el toreo actual. Si acaso para defenderse de ellos, y eso estando muy puestos y hábiles los toreros y a sabiendas de que no podrán expresar sus respectivas tauromaquias. La presencia de los “samueles” esparce tal olor a tragedia en la arena que uno espera ver aparecer en cualquier momento a Pedro Romero o Pepe-Illo. Y no hay posibilidad de que el toreo adquiera en ningún momento categoría de arte. Los toros de Los Alarcones en la actualidad ayudan a comprender cómo debió ser la prehistoria del toreo, en la que las faenas de los toreros se reducían a cuatro mantazos por la cara sobre las piernas y meter la espada por donde se pudiera. Belmonte hace ya muchos años que trajo la quietud y el correrles la mano a los toros, y no es cosa de dar marcha atrás. Hoy los públicos esperan otra cosa.

El encaste de esa ganadería está agotado y de sabios es rectificar. Continuar con él tal como está no conduce a nada. Tratar de taparlos con excusas y trampantojos dialécticos tampoco. Sería un recurso de periodista poco honrado. Y rendir culto a la amistad es otra cosa que no se puede fundamentar en la mentira.

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