Villar, Laporta y Gaspart
“¡No se ha comprado a ningún árbitro…!”. Esta es la frase que más escucho a quienes desean tapar el sol con un dedo. “¡Ningún árbitro ha recibido dinero…!”. Seguramente no, ojalá fuese tan sólo eso, ojalá fuese tan sencillo. No, es bastante probable que el FC Barcelona no haya pagado directamente a un colegiado. Lo que el FC Barcelona ha hecho (presuntamente) es mucho más grave y lesivo, ha corrompido todo el sistema.
Villar y Sánchez Arminio
Si tan sólo fuese comprar a un árbitro...
Óscar Socas
La Galerna/Marzo, 2023
Reconozco que aún me debato entre el regocijo y la tristeza. Desde principios de los noventa, y siendo aún muy joven, tenía la nítida percepción de que algo no iba bien. Me parecía escandalosamente palpable que había una corriente arbitral favorable a los intereses blaugranas. Intentaba ser racional y pensaba que, seguramente, mi madridismo me cegaba. En el fondo, era lógico que lo pensara. Recuerdo que la llegada de Canal + supuso una revolución en la forma de vivir este deporte. Aparecían programas nuevos en televisión, las retransmisiones pasaron a un nivel de excelencia que no conocíamos, se multiplicaban los programas radiofónicos, más tiempo de noticias, los jugadores se convirtieron en ídolos de masas...
Sin embargo, aquella revolución llegó con un Madrid en horas bajas. Eran los últimos años de la Quinta y, tanto el equipo como el club, emitían claros síntomas de fatiga. Es aquí donde irrumpe un nuevo Barcelona que, de la mano de Cruyff, se convierte en santo y seña de todas las nuevas corrientes mediáticas, futbolísticas, sociales y hasta políticas de nuestro país. De la noche a la mañana, todo lo relacionado con el Real se transmitía como algo casposo, antipático y propio de un país atrasado que convenía dejar atrás. Por contra, el Barça se presentaba como imagen de modernidad, desarrollo y todo lo “cool” que le quieran poner. A partir de ese momento, cualquier acción que favorecía a los culers se exponía como un símbolo de justicia divina, un error inocente que, en cualquier caso, había de ser considerado como una manifestación inequívoca de justicia futbolística. A fin de cuentas, ya se sabe, Dios escribe recto sobre renglones torcidos. No creo que haga falta recordar cómo se han tratado siempre los errores que favorecían al Madrid.
ES BASTANTE PROBABLE QUE EL FC BARCELONA NO HAYA PAGADO DIRECTAMENTE A UN COLEGIADO. LO QUE EL FC BARCELONA HA HECHO (PRESUNTAMENTE) ES MUCHO MÁS GRAVE Y LESIVO, HA CORROMPIDO TODO EL SISTEMA
En mi inocencia siempre pensé que, aquel viento arbitral favorable tenía que ver con el apoyo mediático del que gozaban. Los medios despellejaban sin piedad durante semanas a cualquier trencilla que tuviese el infortunio de errar contra el ejército desarmado de Cataluña (como diría Vázquez Montalbán) y yo, ingenuo de mí, consideraba que los “neverazos” que se les venían encima eran fruto de esa presión. Lendoiro, que ya es zorro viejo, ha dicho recientemente que está convencido que el Negreirato se coció en esta época, aunque Núñez al menos tuvo la inteligencia de no dejar facturas ni intentar desgravarlas.
Parece claro que al fragor de la impunidad de la que ha gozado el Barcelona, el Negreirato se institucionalizó, alcanzando cotas de desvergüenza nunca antes conocidas en el fútbol mundial (recuérdese que estuvieron dos temporadas sin un penalti en contra). En mi cabeza, siempre intenté pensar que todo era fruto de la presión de los medios, aspecto que hoy también sabemos que el Barça amarraba mediante pagos a periodistas, periódicos y emisoras. Hoy ya sabemos que no eran los medios. Se trataba de lo que se ha tratado siempre a lo largo de la historia. Dinero e influencia. Mucho dinero y mucha influencia.
PARECE CLARO QUE AL FRAGOR DE LA IMPUNIDAD DE LA QUE HA GOZADO EL BARCELONA, EL NEGREIRATO SE INSTITUCIONALIZÓ, ALCANZANDO COTAS DE DESVERGÜENZA NUNCA ANTES CONOCIDAS EN EL FÚTBOL MUNDIAL
En el fondo me ha alegrado saber que no estaba loco, que era tan evidente que sólo la mala intención ha podido llevar a los gurús informativos nacionales a mirar para otro lado. Sin embargo, también me reconozco derruido. Del mismo modo que alguien le robó a Sabina el mes de abril, a mí me han robado muchas tardes de domingo, tardes de ilusiones pegado a un televisor o a un transistor. Sí, me lo han robado y ojalá fuese algo tan simple como haber comprado a un árbitro. Eso sería muy fácil de solucionar pero aquí se han podrido las vigas de madera que sostenían el sistema arbitral y lo que muchos pretenden es arreglarlo con una capa de pintura y un “aquí no ha pasado nada”. El CTA sigue siendo el cortijo de unos pocos que siguen actuando con oscurantismo y nocturnidad y eso es tanto como decir que el sistema sigue siendo “corruptible”. ¿Quién puede seguir creyendo? Valdano ha dicho recientemente que “mañana hay un clásico, ¿y a quién le importa si ya no me lo creo?” Firmo cada una de sus palabras. Ojalá hubiese sido sólo un árbitro, ojalá algún día me devuelvan mi mes de abril.
--
Relacionado: Análisis social del negreirato: una verdad incómoda
Sánchez Arminio y Negreira
No hay comentarios:
Publicar un comentario