Van de azabache la cuadrilla de toreros, pero son de 'plata de ley'
PLATA DE LEY
Están en la segunda fila… a la hora del paseíllo, pero mucho más atrás en cuanto a honorarios, tipografía en los carteles o popularidad. Pero, sin embargo, son toreros, muchas veces grandes toreros, que se dedican a su profesión con la misma vocación, dedicación e ilusión como sus jefes de filas. Lo enfatizo, en algunos casos más que sus jefes de filas.
Se les llama subalternos, peones o banderilleros, aunque suena mucho mejor llamarles toreros de plata. Por esta vía, la de la plata, pueden llegar a situarse alguna vez casi al mismo nivel, al menos en apariencia estética, con los matadores que visten también de plata de vez en cuando. Ese día, sus vestidos relucen casi igual. Pero como decimos, son toreros con otro rol, con otro cometido en la plaza. Pero siempre toreros.
Muchos llegaron, incluso, a tomar la alternativa y las distintas vicisitudes del camino les condujeron a situarse detrás de los matadores a la hora del paseíllo. Es decir, prácticamente todos, fueron también matadores de toros, matadores de novillos o de becerros, pero ese distintivo lo utilizaron forjándose como tales. Lo dicho, en el camino hubo que cambiar el rumbo pero sin dejar de ser toreros.
Algunos, hay ejemplos, tienen torería para regalar a muchos matadores, valor y corazón para entregarse cada tarde, afición como el primer día que soñaron con la gloria de ser toreros y llevan su profesión con el mismo orgullo que si vistieran de oro. Esos, en particular, son de plata de ley.
De esa plata, la de ley, son algunos, como los que la pasada semana nos llegó la noticia de quedar, esperemos que momentáneamente, en el paro. Ignoramos las razones, pero Morenito de Aranda ha comunicado a su cuadrilla que son libres para la próxima temporada. El diestro arandino es quién sabrá el o los motivos, aunque estamos seguros que la posibilidad de emprender un nuevo apoderamiento le habrá aconsejado dar ese paso. Liberarse de carga, y del compromiso para su gente, para así negociar más libre dejándoles el camino abierto. Luis Carlos Aranda, David Adalid y Pascual Mellinas son, sin temor a equivocarnos, una de las cuadrillas más completas y más queridas por los aficionados.
Una terna de plata de ley. De su buen hacer damos fe en cada tarde que pisan la arena. Representan quizá los mejores valores que se pueden encontrar en los toreros de plata: El valor, la entrega y pasión de uno de los mejores banderilleros, David Adalid; la torería y naturalidad de Luis Carlos Aranda y la eficacia y discreción que debe presidir la actuación de un tercero, como lo representa Pascual Mellinas.
Todo un lujo de cuadrilla a la espera de que los matadores se peguen por llevarlos en sus filas. Juntos o por separado son un seguro, y un privilegio, de buen hacer para cualquiera de los diestros que ocupan los puestos altos de la tabla.
No parece que sea difícil -sus currículos son más que notables- encontrar de inmediato acomodo en la cuadrilla de cualquiera de los toreros fuertes del escalafón. Si así sucede, nos felicitaremos por ello, pero si no fuera así, deberíamos plantearlo como una exigencia por parte de los aficionados. Los toreros, considerados de plata de ley, no pueden ser hurtados a los públicos de España y Francia para la temporada venidera.
Plata de ley… y en bandeja ¿quién quiere?
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