A la cárcel por antisemitismo
Rafael Comino Delgado*
Un marroquí de 29 años residente en Ribaforada (Navarra) ha sido condenado a 18 meses de cárcel y multa de 1.920 euros, por colgar en facebook un video titulado "asesina a todos los judíos". La juez ha considerado que ello representa un delito de odio pues incita al odio racista.
El condenado argumentó durante el juicio que no recordaba haber subido dicho video y que lo hizo sin darse cuenta. Una característica común a todos estos individuos, que pudiéramos considerar miserables, despreciables, es su cobardía. Lo hizo, pero ahora ante el juez es incapaz de reconocerlo y asumir sus consecuencias, debido a su cobardía, a su indignidad.
Me parece muy bien que haya sido condenado, pero creo que la condena es muy leve proporcionalmente al delito cometido, que es de una gravedad extrema, al menos para mí. Más grave que el incitar al odio y al asesinato solo está el asesinato. El paso siguiente que llevará, probablemente, a cabo este individuo, dado lo poco que le ha costado el anterior delito, será el asesinato en sí.
Pero este caso me trae a la mente que el concejal del ayuntamiento de Madrid, Sr. Zapata, iba más lejos aun, pues daba instrucciones de como meter a todos los judíos del mundo en el cenicero de un coche 600. Por tanto, y aunque naturalmente no soy jurista, el sentido común me dice que la condena debería ser muy superior. En aquella ocasión el tal Zapata alegó que era simplemente un chiste, que estaba haciendo humor. Tampoco este incitador al odio contra los judíos fue capaz de asumir su responsabilidad y se comportó como un vil cobarde.
El juez de turno no consideró que ello fuera constitutivo de delito. A su vez esta actitud del juez me recuerda la frase de Bertolt Brecht, "Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede inducirles a hacer justicia".
Que nadie tenga la menor duda de que si en lugar de referirse a los judíos se hubiese referido a los árabes se hubiese armado un lío monumental, y el autor del comentario hubiera sido condenado a muerte por el imán de alguna mezquita.
Particularmente opino que los sentimientos religiosos son sagrados y que nadie debe ofender a nadie, ni incitar al oído contra otros, simplemente por su credo o por su raza. Y que lo haga quien lo haga o contra quien lo haga, es un delito muy grave que debe conllevar una fuerte condena.
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*Rafael Comino Delgado, es médico y catedrático de la Universidad de Cádiz.
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