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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 16 de octubre de 2015

Usted no sabe de qué va esto / por Por Paco Mora



"...Sólo usted es el responsable de que Ginés Marín no haya salido esta tarde en hombros por la puerta grande. Usted ha roto la ilusión de un novillero que ha hecho méritos sobrados para saldar su tarde con un gran triunfo..."

Usted no sabe de qué va esto

Sólo usted es el responsable de que Ginés Marín no haya salido esta tarde en hombros por la puerta grande. El público soberano se lo ha hecho saber con sus pañuelos primero y con sus protestas después. No debería dormir esta noche tranquilo señor presidente.

A usted me refiero señor presidente de la Plaza Pignatelli de Zaragoza; usted no tiene ni idea de lo que se atreve a juzgar desde la autoridad del palco presidencial. Autoridad que no puede devenir más que de los conocimientos sobre la Fiesta de los Toros y de la ecuanimidad, conceptos ambos de los que “usía” está totalmente ayuno. Sólo usted es el responsable de que Ginés Marín no haya salido esta tarde en hombros por la puerta grande. Usted ha roto la ilusión de un novillero que ha hecho méritos sobrados para saldar su tarde con un gran triunfo. El público soberano se lo ha hecho saber con sus pañuelos primero y con sus protestas después. No debería dormir esta noche tranquilo señor presidente.

¡Basta ya de que hombres ignaros en Tauromaquia decidan sobre lo que se hace en el ruedo frente a un toro! ¿Hasta cuándo deberemos aguantar los aficionados a la “fiesta más culta”, en acertada versión de García Lorca, la ignorancia de los jueces de palco y de los enemigos declarados del toreo que nos insultan y nos llaman asesinos por pagar una entrada para presenciar un arte en el que quien lo practica se juega la vida? Esto es mucho más serio que la vanidad de erigirse con sus errores en protagonista negativo y efímero de una tarde toros.

Confundir la exigencia con tanta fuerza de la segunda oreja con la petición de vuelta al ruedo para el toro, es un error que lo descalifica a usted para volver a sentarse en el palco presidencial de la plaza de la muy noble capital de Aragón.

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