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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 13 de noviembre de 2018

“El último torero británico”, de Frank Evans / por Enrique Amat



La vida taurina de Frank ha quedado reflejada en su libro The Last British Bullfighter (El último torero británico), una autobiogafía donde el torero narra  su historia.


“El último torero británico”, de Frank Evans

En el transcurso de la próxima Semana Cultural Taurina que va a organizar el Club Taurino de Foios, se rendirá un homenaje al matador de toros Frank Evans, conocido con el sobrenombre de El inglés. Un espada criado profesionalmente en Valencia y a quien Vicente  Ruiz El Soro concedió la alternativa en el año 1991 en la plaza de toros manchega de Chillón.

Nacido en la ciudad británica de Salford el 18 de agosto de 1942 Evans fue invitado a  una boda en Granada. Coincidió con la feria del Corpus. Fue a los toros y aquello le fascinó.  Y después de leer una biografía de su compatriota Vincent Charles titulada Torero, comenzó a sentir la llamada de la afición. De esta manera, viajó a España y en 1964 se matriculó en la escuela taurina que tenía por entonces en Valencia Patricio Garrigós Graneret. Tras una larga singladura como novillero, que comenzó en 1966 en la plaza francesa de Montpellier, y a la edad de 48 años, El Inglés vio cumplido el sueño de tomar la alternativa el 16 de agosto de 1981. El acontecimiento tuvo lugar en la localidad manchega de Chillón, de manos de Vicente Ruiz El Soro en presencia de Antonio Ruiz Soro II ante toros de Sánchez Arjona.

Evans, a sus 74 años, actuó en el año 2016 en el festejo número 100 de su carrera en la plaza malagueña de Mijas. Evans, quien de esta forma quiso conmemorar el 25 aniversario de su alternativa,  compartió cartel con los matadores de toros Pepe Luis Martín y Francisco José Porras y novillero Samuel Ortiz, ante novillos de  Cebada Gago. Y lo hizo con dos rodillas de titanio, una debida a su práctica del rugby, deporte en el que jugó de extremo, y un cuádruple bypass.

Ese mismo año, publicó en el prestigioso diario británico Daily Mirror, un más que notable artículo con motivo de la muerte en la plaza de toros de Teruel del matador de toros Víctor Barrio.

Este coletudo británico centró su actividad básicamente en las plazas de la Costa del Sol, donde ha toreado medio centenar de 50 corridas de toros, sobre todo en el coso de Benalmádena. En 2005 sufrió una grave lesión de rodilla que le obligó a apartarse de los ruedos pero, lejos de ser su adiós definitivo, su afición hizo que reapareciera cuatro años después, en 2009, en Benalmádena.

Entre sus actuaciones también se contó con su presencia en ruedos mexicanos. Su debut en aquel país tuvo por marco la plaza del Jiquilpan. Fue la tarde del 18 de marzo de 2003.  Aquel día fue el testigo del alternativa de Guillermo Ramírez El Mexiquense, a quien se la concedió Javier Escobar El Fraile, ante toros de Maximiniano.

La vida taurina de Frank ha quedado reflejada en su libro The Last British Bullfighter (El último torero británico), una autobiogafía donde el torero narra  su historia. Hijo de un carnicero de Salford, su carrera comenzó después de haber ahorrado suficiente dinero para acudir a una boda en España. Allí trabajó como camarero hasta poder actuar finalmente en un festejo. El libro es una visión fascinante de la tauromaquia, con su ritual, drama, protocolo y política, pero también es la historia de un muchacho de Salford que cumplió un sueño.

Su historia es también la de un hombre incomprendido en su entorno, quien ha sufrido en sus carnes acosos de los animalistas y sus propios compatriotas, así como mucha otra gente del mundo del toro. El propio Evans declaró: “Me llegaron a enviar cartas a casa deseando mi muerte ante el toro. Fue especialmente duro cuando las cartas se las hicieron llegar a mi madre o mi mujer. Incuso me llegaron a enviar una bomba.” Y, a la pregunta que le hicieron en una entrevista sobre si algo en la vida parecido a pegarle un lance a un toro, contestó: “Hacer el amor por ejemplo. O un gol en el fútbol. Pero los toros tienen el peligro de que te pueden matar.”

Fue gran amigo y socio en negocios inmobiliarios del futbolista de aquel genial extremo derecho del  Manchester United de los 68, George Best y hoy es un empresario de éxito en esta ciudad.

El otro espada británico que llegó a tomar la alternativa fue Henry Higgins, (Enrique Cañadas en los carteles en España) que también alcanzó el doctorado en los años 60 gracias a la ayuda económica del manager de los Beatles, Brian Epstein. Higgins, pese a ser descendiente de ingleses y haberse criado y vivir en el Reino Unido, había nacido en Bogotá (Colombia). Este también publicó un libro titulado To be a matador, con la ayuda de Jim Myers en 1972.

Otros toreros nacidos en Reino Unido, aunque no llegaron a alcanzar el doctorado fueron espadas como John O’Hara, Vincent Charles (quien llegó a actuar como novillero en la plaza de toros de Valencia, y otras como Madrid y La Línea de la Concepción) y David White El Irlandés, un novillero quien ha actuado recientemente en ruedos españoles.

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