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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 23 de noviembre de 2018

"Fascista", "Machista" / por Rafael Comino Delgado



He llegado a la conclusión de que a mí me van a seguir llamando fascista y machista muchas veces, porque voy a seguir diciendo todas esas  cosas que tanto les irritan, pero ello no me preocupa en absoluto, pues yo sé lo que soy, y no soy ni fascista ni machista. Sin embargo ellos tienen el problema de que  no saben  que son imbéciles, o idiotas, o estultos,  o descerebrados, pero lo son. 

"Fascista", "Machista"

Rafael Comino Delgado
Catedrático de la Universidad de Cádiz
El Sr. Tardá de ERC (ese hombre que cuando uno le ve inmediatamente recuerda la teoría de la evolución de las especies de Darwin) ha llamado "fascista" al Sr. Alberto Rivera, y el Sr. Rufián, también de ERC, se lo ha llamado al ministro Borrell, ambos en el Congreso de los diputados, y después se han quedado tan satisfechos. 
Nosotros estamos seguros de que ninguno de los dos  es fascista, y  también lo estamos de que tanto el Sr. Tardá como el Sr. Rufián  sí  son  golpistas (han vulnerado la Constitución española muy gravemente), pertenecen a un partido fascista (Jiménez Losantos lo ha explicado muy bien en su programa de radio) y terrorista, puesto que acogió  a los terroristas de Terra Lliure, que siguen en ERC y aún no han  pedido perdón por sus crímenes.

Y es que en España,  desde hace unos años, bastantes,  se ha puesto de moda llamar alguien fascista o machista con la intención de insultarle, aunque no venga a cuento. Pues bien, hechas esta  introducción   diremos, parafraseando a la gran Coco Chanel, que   "todo lo que  está de moda pasa de moda". Por tanto, ¡ya pasará esta moda! pero  mientras  tanto   seguiremos oyendo los mencionados insultos con frecuencia, a personas que desconocen  el significado de ambos vocablos.

Fascista es aquella persona cuya ideología es el fascismo, movimiento antidemocrático, totalitario,  que recurre a la exaltación  de los valores orden, patria y raza para mantener unidos a sus seguidores. Exactamente lo que hacían los Castro en Cuba, antes Chávez y ahora Maduro en Venezuela, los separatistas catalanes y vascos,  o Kim Jong-un en Corea del norte. Este movimiento fue creado por Benito Mossolini en Italia, basándose en un modelo de inspiración  socialista, según sostienen algunos estudiosos del tema.
En nuestra querida nación española, ahora, uno dice por ejemplo: "me  gustaría una España unida", "viva España", "deben desaparecer las autonomías", "la sanidad, la educación y la justicia deben  volver al Estado", "hay que celebrar el día del hispanidad", "España descubrió América, donde hizo una gran labor evangelizadora", "me gustan los toros", "quiero a mi patria España", "España es una nación maravillosa", me gusta el Himno Nacional", "me gusta la bandera española", "Pablo Iglesias es un  populista", "Pablo Iglesias e Irene Montero se han comprado un gran chalet", "Pedro Sánchez coge un avión para irse de juerga", "el ministro Ábalos es más bien cortito, y no de talla", y otras muchas frases parecidas, e  inmediatamente sale una manada o piara  de descerebrados, de imbéciles, de idiotas, de estultos,  todos ellos muy agresivos, casi salvajes, llamándole "fascista". Y esa manada es muy grande, no crean que es de solo unos cuantos, es de varios millones, casi  todos pertenecientes a la izquierda radical (si bien  algunos de la  derecha se están contagiando y suelen usar la palabra fascista con frecuencia, aunque no venga a cuento),  que  no conocen el significado de las palabras, patria, totalitario,  fascista, imbécil, estulto, descerebrado, etc, pero qué más da,  les han inculcado sus líderes que deben llamar "fascista" al que no piense como ellos y lo cumplen a rajatabla. Dicen ese insulto porque no tienen capacidad de pensar uno  distinto, pues pensar no es lo suyo.

Otro tanto ocurre con el insulto, "machista". A cualquier hombre se le ocurre decirle a una mujer: "guapa",  "estás muy guapa",  "además de inteligente eres muy  guapa",  "trabaja fuera de casa cuando tus hijos sean algo mayores",  "la mujer y el hombre no son iguales, son complementarios", "la ministra fue al Vaticano con un vestido inadecuado",  "la ministra ha vuelto a hacer el ridículo", "la ministra Delgado ha mentido y debe dimitir", "la mujer de Pedro Sánchez resulta un poco cateta", "el hombre es físicamente más fuerte que la mujer", "los miembros de esta directiva" (debería haber dicho y miembras) etc., etc., e inmediatamente sale otra manada o piara de descerebrados, de imbéciles, de idiotas, de estultos,   todos ellos muy agresivos, casi salvajes,  que pueden ser los mismos de antes, llamándole "machista", eso los más moderados, porque otros  le llamarán "machista" y de paso aprovechan para llamarle "fascista".

Algunos estarán pensando qué diferencia hay entre descerebrado, imbécil,  idiota, estulto. Pues si  hay diferencia, aunque solo sean  pequeños matices, pero que les hacen diferentes. Otro día lo explicaremos detalladamente, mientras tanto  obsérvenlos y verán cómo no son todos iguales, aunque todos  tienen  tres características  comunes, a) Son intelectualmente inferiores a la media, por eso se conducen, son manejados, como se maneja una manada o piara  de ovejas, con perdón para las ovejas que no son nada agresivas; b) De trabajar poquito, casi nada, por no decir nada. Su vocación es vivir  de los demás; c) Que no les hablen de deberes, pues ellos solo tienen derechos.

He llegado a la conclusión de que a mí me van a seguir llamando fascista y machista muchas veces, porque voy a seguir diciendo todas esas  cosas que tanto les irritan, pero ello no me preocupa en absoluto, pues yo sé lo que soy, y no soy ni fascista ni machista. Sin embargo ellos tienen el problema de que  no saben  que son imbéciles, o idiotas, o estultos,  o descerebrados, pero lo son. 

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