Don Fernando Claramunt y su esposa Doña Pura
Queridos amigos Del Toro al Infinito:
¡Qué razón tiene don Ricardo Díaz-Manresa! Que los toreros se vistan de negro sobre negro, de mosca deprimida y adornos de azabache, de sagrado escarabajo egipicio con alamares renegridos, es para meditar.
Quizá la sociedad se nos ennegrece. Si los más jóvenes se enlutan por gusto y por seguir la moda, la llamada gótica o adraculada, tendremos que hacer algo. No es nuevo en los ruedos. En vísperas de su retirada, Ricardo Torres "Bombita" vistió de negro y azabache. Pero era excepcional. Como Joselito "El Gallo", tras la muerte de su madre. Lo malo es verlo convertido en costumbre que a todos nos ensombrece la vida.
Pero no hablemos imprudentemente de la negritud. Nos pueden llamar racistas o cosas peores. Pidamos ayuda a los pintores.
Una gitana cordobesa que fue modelo de Julio Romero de Torres le aconsejaba: "Oye pintó, que er negro no debe zer nunca negro der tó". Los toros bravos tomaron nota y comenzaron a salir berrendos, salpicados, burracos, cárdenos, entrepelados, en fín, hicieron lo que pudieron para seguir el consejo de la gitana.
Si el pueblo llano se acostumbra a verlo todo negro y no le importa que sus gobernantes vayan por ahí cada vez más colorados y ojo de perdiz, es señal de que algo pasa, y no sólo por culpa del cambio climático. Para los menos jóvenes son tiempos de meditación.
Los que aun tienen la vida por delante pueden esperar la salida del sol. Y con las nuevas luces estrenarán brillos sobre los vestidos de torear coral y oro, celeste y plata, marfil y oro, jazmín y plata, rosa y plata, malva y oro, corinto y oro, verde manzana y plata,o el muy clásico tabaco y oro con faja y corbatín verde botella.
Los colores alegres pueden y deben iluminar una de las pocas cosas serias que aun quedan en nuestro mundo: las corridas de toros.
Enviemos un abrazo ibérico a don Ricardo Díaz- Manresa.
Fernando Claramunt López.
del Círculo Tauroino Amigos de la Dinastía Bienvenida (Foto de archivo)
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