-Plaza de toros de Arles-Francia-
IGNACIO RUIZ QUINTANO
Madrid.-Sábado, 19-12-09
MARKETING y glamour son los toros, porque así nos lo ha enseñado Salvador Boix, el flautista de Bañolas, y si España no se puede entender sin los toros, porque así nos lo enseñó Ortega, el mayor filósofo de la nación -con el permiso de Marina-, ¿dónde buscaremos hoy el marketing y el glamour? En la TV.
En la televisión española -yo no uso, pero tengo entendido que ya sólo queda una-, glamour es que «A» manipule un video para convertir a «B» en un pacifisticida. ¿Y marketing? Pues que, si a «B» le parten el costillar en un bar, salga «A» diciendo que la víctima es él.-¡Están acabando con mi carrera! -leo que dijo Wyoming, el gagman de los parados, a propósito de la coz recibida por Hermann Tertsch en un barrio madrileño de dudosa reputación en los círculos de progreso.
Me gusta, por su glamour hispánico, la apelación a la carrera.-Yo no puedo vivir sin mi familia y sin mi carrera y, para mí, mi carrera es «La Chilindrina».
¿Qué es lo que quieren, acabar con mi carrera? -se queja en México María Antonieta Nieves, despojada al cabo de tres décadas de su papel de «La Chilindrina».
Aquí el dispensador de glamour es un tal Ferreras, cuyo radical espíritu navideño -gasta esa pinta laica de venir del portal de Belén de visitar a la mula y al buey- lo ha llevado a decir que el video del programa de Wyoming que transforma en pacifisticida a Tertsch le parece... «blando», como es natural, tratándose de un tío que tiene vistos en Madrid a yihadistas suicidas en calzoncillos.-¡Están acabando con mi carrera! -insiste Wyoming-. ¡Yo pago el sueldo de Esperanza Aguirre! ¡Que le pida perdón al doctor Montes!
Como la risa no tiene un clima estrictamente contemporáneo, la izquierda cultural cree que estos aspavientos son humor, ignorando que el humor empieza desde la verdad para adelante.-Más tonto que mi Joshe, que le cantaba saetas a los pasos de peatones- diría cualquier viuda sevillana de las de antes para ponderar los «quejíos» de Wyoming.
Según Ruano, el tonto, a la hora de acostarse y quedarse solo consigo mismo, no se plantea que es tonto, duda tremenda que acompaña al inteligente hasta la muerte.
Una vez sentada la superioridad moral, todo es coser y cantar. Así, por ejemplo, en el día que Cataluña vota la existencia de los toros, el pequeño Escolar, de la escuela de Wyoming, cree necesario informar de su nacimiento en Torresandino, Burgos, para sostener «6 mentiras taurinas 6».
Le repugnan los toros, pero no el aborto. ¿Por qué donde Largo Caballero veía una salvajada, el aborto, el pequeño Escolar ve el no va más del progreso?
¿Por qué donde Picasso o Cocteau veían belleza, la tauromaquia, el pequeño Escolar ve tortura?
¿Por qué donde Tierno veía un «símbolo de amor y paz», la cruz, el pequeño Escolar ve un símbolo de odio y guerra? La sensibilidad es un misterio.
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