Balance del XLII Carnaval Taurino de América
Fortunato González Cruz***
Por la calle real / Diario Frontera
Por la calle real / Diario Frontera
Mérida, 20 de Marzo de 2011
Queda un buen sabor de boca luego XVII Carnaval Taurino de América. Un cartel poco atractivo no desestimuló a una afición que acude a la Plaza de Toros “Román Eduardo Sandia” en búsqueda de emociones y a disfrutar del arte más dramático. No el agua opacó la fiesta, pues hasta el martes, la corrida de los venezolanos, allí estaba la afición con sus chubasqueras y paraguas dando demostración de que Mérida es tierra taurina. Una primera palabra es para los aficionados, componente esencial de la fiesta brava merideña.
Las corridas se crecieron con tres encierros de toros con trapío, bravura y casta: “Cruz de Hierro”, forjado en las empinadas laderas del Rincón de los Toros, entre El Molino y Canaguá, criados con primor por la familia Echenagucia; “Ernesto Gutiérrez”, trajo una impecable muestra de la mezcla extraña entre Murubes y Santa Colomas, que pastan en Manizales bajo el cuidado del experto zoólogo, veterinario y apasionado taurino Dr. Miguel Gutiérrez. Y del páramo de Las Lagunitas en Mucubají, bajaron los toros de la debutante ganadería de “Campo Pequeño”, un lote que demostró en la plaza lo que presagiaba en el campo: bravura y trapío, tanto, que el único toro indultado de la Feria fue uno de ellos que volverá para abrir nuevas camadas que le den prestigio y permanencia. Contentos deben estar José Luís Rodríguez y Gabriel Manfredi, conscientes además de que en este oficio es la constancia y el tiempo el que dirá la palabra definitiva. Hugo Domingo Molina trajo buenos toros, entremezclados con otros que no rindieron. El sabe de esto y verá si se prepara para que sus toros se lleven los galardones. Me hubiese gustado ver los Marañones de Velutini.
Toreros también los hubo: El venezolano Leonardo Benítez, monumental; El Fandy, espectacular; Antonio Ferrera, alegre; Valenzuela, oportuno; Iker Cobos, serio y prometedor; César Vanegas, profesional. También quienes ya nada tienen que hacer aquí, como el Cordobés y Conde, a quienes ya ni siquiera les mueve un mínimo respeto por sus propios seguidores. Me gustaría volver a ver al mexicano Adames y quedan ganas para ver triunfar a otros venezolanos. Bien por la corrida de rejones nocturna, espectáculo espiritual y taurino de gran puesta en escena, rematado por los forcados, expresión portuguesa que gusta a lo merideños. Faltan unas cinco figuras de primera línea para que podamos ver a los grandes, como nos acostumbramos aquí; y cuando haya que hacer remiendos, al menos la tela sea noble y el zurcido no tan burdo.
***Fortunato González es Catedrático de Derecho la U.L.A. de Mérida, y Director de la Cátedra de Tauromaquia "Germán Briceño Ferrigni".
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