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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 29 de septiembre de 2011

Barcelona: Bucles melancólicos / Por Álvaro Rodríguez del Moral

 Balañá: Creo que el próximo año habrá toros en Barcelona ¡...!

Bucles melancólicos

Álvaro Rodríguez del Moral


La plaza Monumental de Barcelona, último bastión taurino de Cataluña, ya es sólo ladrillo e historia. Difícilmente se asomará de nuevo un toro bravo a su arena gloriosa. Pero es una lástima que la energía malgastada en sollozos no se hubiera empleado mucho antes en combatir los primeros avances del enemigo mientras se esperaba que el Sol saliera por Antequera: primero, rebatiendo en los despachos más solventes la legislación que comenzó a roer los cimientos de la fiesta en Cataluña, hace ya unos cuantos lustros.

La votación de julio de 2010 sólo fue una corona de flores para lo que ya estaba juzgado, muerto y sepultado.

Y mientras, los Balañá, la familia propietaria de la vieja plaza aún dice que seguirá luchando… contra los molinos de viento. Son bonitos estos desplantes al mar sin mojarse los pies.

Las certezas son otras: el quimérico recurso de inconstitucionalidad tardará demasiado en ser resuelto y para entonces -confiando ingenuamente en su sentido práctico- podrá ser demasiado tarde para un inmenso edificio que con seguridad ya tiene pactados otros usos y recalificaciones en las mesas donde verdaderamente se ha estado cortando este amargo bacalao.

Tierra quemada
En esa tesitura se habrá disparado sin éxito la última bala, se habrá perdido el postrer cabo de cuerda y habrá ardido el último litro de gasolina. Con o sin ley a favor, sin plazas no hay toros.

Hace años que se celebraron las últimas corridas en Gerona, en el otrora activo y amplio circuito de la Costa Brava, en tantos y tantos cosos que ya son historia sin que nadie dijera esta boca es mía. Nadie dice ni una palabra de las reformas de la amplia y centenaria plaza de Tarragona, que desde un principio no incluían su reutilización como escenario taurino aunque ahora se lo pasen bomba empleándola como pabellón cubierto para esas exhibiciones de castellers descalabraniños.

En los últimos años la Monumental sobrevivía con una programación de circunstancias alquilada a aventureros antes de que los Matilla supieran aprovechar el gran tirón del reaparecido José Tomás para devolverle sus laureles. Todo eso es historia ya…

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