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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 15 de abril de 2015

1ª de feria en Sevilla. Solo podía triunfar quien lo consiguió: Joselito Adame corta la primera oreja / por J. A. del Moral



Solo podía triunfar quien lo consiguió: Joselito Adame corta la primera oreja


Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Miércoles 15 de abril de 2015. Primera de feria. Tarde nublada, lluviosa con un cuarto largo de entrada.

Seis toros de Cayetano Muñoz, bien presentados con muy bellas hechuras y de juego desigual con tres y tres. Blando, mansito y noble aunque pronto rajado el primero. Con progresivo genio el apenas manejable segundo. Noble sin fuerza el tercero. De menos a más en brío y nobleza, sobre todo por el lado izquierdo el cuarto. Noble y muy encastado el quinto. Muy manejable el sexto.
Joselito Adame (carmelita y oro): Buena estocada ligeramente contraria y dos descabellos, silencio. Buena estocada un punto desprendida y descabello, oreja.
Oliva Soto (celeste y azabache): Tres pinchazos y estocada, silencio. Pinchazo, media estocada y cuatro descabellos, palmas.
Esaú Fernández (marino y oro): Estocada muy baja, palmas con saludos inmerecidos. Media estocada, silencio.
Finalizado el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por la muerte, ayer mismo, del abuelo de Oliva Soto, el viejo picador Alfonsillo de Camas.

Aunque ya llevábamos dos festejos celebrados este año en La Maestranza, la feria propiamente dicha empezó ayer. Y empezó con agua y luto. Afortunadamente, la lona protectora del ruedo, retirada minutos antes de hacerse el paseo, impidió que el ruedo sbiera convertido en cenagal. Quedó practicable y tras la lidia del segundo toro salió el sol.
De la modesta terna, el más toreado y experimentado fue quien actuó por delante, el mexicano Joselito Adame. En realidad y sobre el papel, el único capaz de triunfar de la terna porque tanto Oliva Soto como Esaú Fernández ya tienen más que demostrada su incapacidad para ser gente en esta dificilísima profesión. Ayer lo ratificaron ambos con dos toros de éxito que dejaron escapar lamentablemente.

Muy bonito de tipo y burraco de pelo fue el toro que abrió plaza. Salió sin fuerza y hasta se derrumbó al recibir un capotazo de Joselito Adame que, antes, no pudo lucirse con el capote. Cumplió en el buen primer puyazo, debidamente aliviado. El segundo lo tomó al relance por dentro en una inesperada huida. Oliva Soto quitó por dos verónicas muy sentías rematando con un par de medias y revolera jaleadas. Adame, picado, replicó por gaoneras tropezadas, valientes pero sucias. Malo para el toro. Pareó sobrado Tomás López. Y el mexicano brindó al respetable público, casi todos protegidos con paraguas. Los estupendos aunque excesivos doblones iniciales de la faena propiciaron un amago de rajarse al animal. Por eso salió suelto de los derechazos bien intencionados de Adame. Los naturales que siguieron fueron buenos aunque tuvo que darlos de uno en uno en la primera ronda. En la segunda, el toro le echó las manos por delante y la cara arriba, desluciendo los embroques. Y en los derechazos posteriores, el animal se paró desentendido por completo. Mató de buena estocada ligeramente contraria y un par de descabellos.

El cuarto, jabonero sucio, se revolvió en los lances a pies juntos de Adame en su saludo. Echó pronto las manos por delante y le aliviaron el castigo en un primer puyazo que medio aceptó acostado en el peto. Otro tanto en el segundo. Jarocho se lució en palos. Y el animal se fue arriba y a mejor en la muleta. Los redondos de la primera tanda fueron lo mejor y lo único bueno de la corrida hasta el momento. No tan proclive el toro en la segunda, mejoró mucho el trasteo al natural y la música se arrancó por primera vez con un Martín Agüero que nos supo a gloria. Recortes, adornos y unas preciosas trincheras recetados con cara torería restauraron la importancia que la tarde no había tenido. Y el añadido por naturales a pies juntos, superior. El estoconazo con que mató le valió a Joselito Adame la primera oreja de la feria. Oreja valiosa e importante. Sí señor.

Cuando salió el segundo toro, ya se había aclarado el cielo y dejado de llover. Gustaron los lances de recibo de Oliva Soto, muy exageradamente compuestos y jaleados por sus partidarios. Noble, por cierto, el burel. Puesto de largo, fue alegre al primer puyazo, siendo castigado en serio. Rehusó en el segundo del que salió suelto. Chicuelinas y revolera de Esaú Fernández en su quite. Accidentado el tercio de banderillas que se cubrió de trámite. Brindis al Cielo de Oliva Soto que ya lo había hecho parecido por su tío. La faena tuvo el mismo corte que los lances anteriores. Queriendo componerse siempre aunque las altas y cortas embestidas del también pegajosillo animal, impidieron el reposo del muletero, finalmente desbordado ante el progresivo genio que sacó su oponente. Mató de pinchazo con cuatro apellidos: hondo, trasero, caído y tendido. Y de más frustradas agresiones.

Vista y celebrada la faena al cuarto de Adame, reconozco que hubiera sido mejor irnos de la plaza. Con este ambiente saltó al ruedo el quinto. El más agresivo del envío. Negro y muy encornado. Oliva Soto reeditó lo que ya le habíamos visto con capote y muleta en su primer oponente. Este quinto cumplió defendiéndose en varas. Y Alcalareño en dos pares de los suyos. Sensacional el que cerró el tercio. Gran ovación. De gala. Oliva se encontró con un gran toro para la muleta. Pero en la faena quedó al descubierto. Tras lograr pases bonitos, no terminó de resolver la bravura del animal que le cogió dos veces. La segunda con una ligera conmoción. Era un toro para mandar, para someter. No para torear de salón. Con tanto accidente, el animal empeoró su excelente condición y tuvo que desistir. Lástima. Perdió una gran ocasión. Pinchó para colmo.

Esaú Fernández se fue delante de la puerta de chiqueros para recibir al tercer toro con una larga de rodillas. Vano intento, el animal, un jabonero sucio, pasó de su contrincante dejándolo en un relativo ridículo, remedido acto seguido con tras verónicas y media bastante decentes que recetó en los medios. Tardaron mucho en colocar al animal para el primer puyazo por lo distraído el burel También fue costoso en tiempo que llegáramos al quite por chicuelinas del matador, deslucido por una caída del animal. La insufrible premiosidad para cubrir el segundo encuentro aumentó en banderillas. “Ni se muere padre, ni cenamos…” como alguien dijo antes de que llegara el duelo. Y por fin, la faena. El toro pareció llegar con ganas de embestir a la muleta y además con nobleza, ¡pero ay¡, sin fuerza y por ello bastante pronto parado. Esaú utilizó las dos manos y al natural dio dos o tres aceptables entre varios sin brillo. La gente quiso ver lo que no fue y a Esaú le jalearon hasta las giñás. Muy dispuesto el muchacho, que ganas no le faltaron. Como tampoco a sus paisanos de apoyarle. Mató de un limpio bajonazo. Y respiramos.

La anochecida empezó a trocar la luz solar por la anaranjada de los focos ya encendidos y el cielo, por fin casi del todo azul, cubrió la plaza mientras Esaú volvió a la puerta de chiqueros para dar una larga de rodillas que esta vez le salió. No así los deslavazados lances que siguieron. La ya anunciada mansedumbre del animal se confirmó en varas y, sin quites, pasamos a banderillas. Al toro le dolieron los arponcillos. Un gran par de Curro Robles volvió a incendiar de palmas los tendidos. Silentes después mientras Esaú intentaba torear al manejable animal sin conseguir casi nada que mereciera la pena. Solo algún pase con los que el animal demostró que se le podían hacer las cosas mucho mejor. Otro toro desperdiciado. Y otro torero que mejor será que lo deje y se dedique a otra cosa.

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