Finito de Córdoba / Foto de Arajona
"...Si estos tres toros hubieran sido toreados como Dios manda, estaríamos hablando de otra corrida. Estoy hasta las narices de los paños calientes y de tapar a los toreros. Un toro es un ser irracional que se rige por reacciones instintivas, pero un torero es un profesional que está obligado a aplicar una técnica para sacar partido a cualquier tipo de toro..."
EN MARTES, NI TE CASES NI TE EMBARQUES
Domingo Delgado de la Cámara
Martes de feria y otra tarde soporífera en la Maestranza. Ya lo dice el refrán: en martes, ni te cases ni te embarques. Esta vez los responsables del desastre son los toreros, así de claro. Ya sé que a la corrida de El Pilar la han puesto a caer de un burro, pero eso se debe al placer indescriptible que sienten en el tendido de sombra de Sevilla, cuando pueden despellejar a una ganadería “extranjera”. De acuerdo, la segunda parte de la corrida ha sido un espanto. Pero el primero ha sido un gran toro, bravo y encastado, malgastado por el medroso Finito. El segundo ha sido más que toreable, sobre todo por el pitón izquierdo. Y el tercero, a pesar de su justeza de fuerzas, también ha tenido calidad. Si estos tres toros hubieran sido toreados como Dios manda, estaríamos hablando de otra corrida. Estoy hasta las narices de los paños calientes y de tapar a los toreros. Un toro es un ser irracional que se rige por reacciones instintivas, pero un torero es un profesional que está obligado a aplicar una técnica para sacar partido a cualquier tipo de toro. Por eso, cuando un torero es valiente y tiene buen oficio, casi nunca está mal.
A Finito de Córdoba se le fue el mejor toro de las Fallas de Valencia. Y ayer se le fue otro gran toro. Era un toro típico del encaste Aldeanueva, colorao encendido y muy alto. Además, se llamaba “Portilloso”, nombre insigne en esta ganadería, como aquél que cuajó El Cid en Madrid un día de San Isidro. El toro no era la tonta de la pandereta, embestía con fuerza y casta. Pero lo hacía con largura y repetición. Un toro de lío. Pero si Finito nunca quiso cuando tenía veinte, imagínate con cuarenta…Las series fueron rápidas, cortas y llenas de renuncios en cuanto el toro apretaba. La tan cantada clase de Finito no sirve como excusa para taparle. El fino no tiene corazón. Por eso no ha sido figura de verdad, a pesar de su clase indiscutible. El cuarto era noble pero muy blando. Pedir al Fino a estas alturas un ejercicio de temple y paciencia, es como pedir peras al olmo. Resumiendo, a pesar de las exageraciones de ciertos escribientes, Finito sigue siendo el mismo torero de siempre, abúlico, prudente, sin ganas…
Al parecer, Manzanares salió indispuesto a torear. Dicen que la cena le sentó mal...puede ser…pero también puede ser que la presión le esté pasando factura. Aquellos días de vino y rosas, donde todos le dedicaban elogios desmesurados, han pasado. Ahora llegó el momento de los juicios sumarísimos. Es figura del toreo y como tal se le juzga. Y a pesar de su buena voluntad, ayer no estuvo a la altura que debe estar la figura base de la feria. Es cierto, que llegado un momento, su primero se paró. Pero no es menos cierto, que hasta que se paró, tuvo treinta arrancadas buenas, sobre todo por el pitón izquierdo. Arrancadas suficientes para componer una buena faena. No hubo tal. Hubo lo de siempre: pico a destajo, tres y el de pecho, todo muy despegado. Encima el pitón bueno del bicho era el izquierdo, y el de Alicante por ese pitón, tiene serias dificultades para ligar dos muletazos seguidos. Esta vez pinchó. Y ya se sabe, cuando pincha Manzanares, todo se queda en nada, debido a lo insípido y superficial de su toreo.
Curro Javier había banderilleado muy bien a este segundo, con el sexto, se lució en una brega exquisita (vamos a ver cuánto dura en la cuadrilla) mostrando un toro de embestida suave, pero justísimo de raza. Manzanares empezó con unos telonazos espantosos. Y después desplazó mucho el toro hacia afuera en unos muletazos violentos y bruscos. Porque esa es otra, se canta mucho el temple de Manzanares y yo le veo mucha rapidez y destemplanza. No pueden tomarse tantas precauciones ante un torillo tan inofensivo. Y otra cosa, estuvo muy gritón, chilló mucho al toro. No es necesario, basta colocar los engaños de forma precisa y tirar del toro con suavidad. A la segunda, logró una estocada de las suyas. Lo único rescatable de una tarde llena de socavones.
Todos estamos como locos porque por fin, Daniel Luque, se coloque en primera fila. Tiene condiciones sobradas para ser un gran torero. Pero de momento, no termina de romper con contundencia, en faenas de dos orejas. Siempre sobra y falta algo. ¿Y ayer que sobró? Atacó mucho a su primero, al que debía haber medido más por esa justeza de fuerzas. La faena tuvo buen aire, los pases de pecho fueron buenos, pero tenía que haber administrado mejor las fuerzas del toro. Además, pinchó. ¿Y qué faltó? Pelearse con su otro toro. Era manso y malo, pero un aspirante a figura tiene que dar la barba y echar la moneda al aire. Y más teniendo en cuenta que era su último toro en Sevilla y la feria se le iba en blanco. Con la espada muy pesado, además.
Y por volver a mis lamentos de ayer, un último comentario. Entre las calles Sierpes y Tetuán, y los aledaños de la plaza en el Baratillo, se podían contar hasta no hace mucho, una docena de puestos de reventa autorizada. Hoy, haciendo este recorrido, sólo he contado tres taquillas del veinte por ciento. Esto ilustra hasta qué punto ha caído la Feria de Sevilla. Y si se han cerrado tantos puestos del veinte por ciento, es porque ya no es negocio. Para que vean como está el patio.
Dejémonos de historias, el gran público sólo se mueve con el reclamo de las figuras del toreo. Y las actuales están muy vistas y ya no interesan a casi nadie. Necesitamos como el comer, nuevas figuras del toreo. Y lo malo es que no se las ve venir. Por ninguna parte.
Pues menos mal que no era 13, porque de haber sido, lo mismo salen a hombros por la Puerta del Príncipe, toreros, ganadero y mayoral. Menudo compromiso para la autoridad competente, incumplir el reglamento maestrante de dejar salir a ganadero y mayoral sin cortar los tres “oídos” de rigor.
ResponderEliminarAhora hablando en serio, la “serie” restante del ciclo ferial está saliendo MUY BIEN, y continuara así porque ya no queda ningún martes por medio, lo que hará que los aficionados se embarque sin temor a la superstición. Lo que hay que procurar es cuando se vaya para La Maestranza, es no cruzarse con un gato negro, y si tienes la suerte de pisar una mierda entonces la corrida saldrá como el coñac del anuncio.
Termina el Sr Delgado de la Cámara, diciendo: “Dejémonos de historias, el gran público sólo se mueve con el reclamo de las figuras del toreo. Y las actuales están muy vistas y ya no interesan a casi nadie. Necesitamoscomo el comer, nuevas figuras del toreo. Y lo malo es que no se las ve venir. Por ninguna parte”.
Pues entonces lo mejor sería cerrar la tienda y a otra cosa mariposa.
Diego Barceló