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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 11 de septiembre de 2015

2ª de feria en Valladolid. José Garrido se subió a las barbas de las figuras en un derroche de valor / por J.A. del Moral



José Garrido se subió a las barbas de las figuras en un derroche de valor

Valladolid, 11/09/2015,
Lo hizo con un valor rayano en la temeridad frente al último toro de la corrida muy manejable corrida de El Pilar que propició el triunfo de El Juli a quien la espada quitó dos de las cuatro orejas que pudo cortar y un éxito de menor cuantía de Manzanares –una oreja del quinto – que ayer no anduvo tan letal con su estoque como suele. Garrido salió a hombros con El Juli. El público, que cubrió la plaza en sus tres cuartos, salió bastante más contenta que en la tarde anterior.

El Juli anduvo sobradísimo con sus dos toros. Muy completa su actuación en los tres tercios frente al toro que abrió plaza que fue el mejor de la corrida. Un lote de reses altonas, muy desiguales en cuanto a sus cabezas, que ofrecieron la posibilidad de triunfar a la terna en distintos grados, según su fuerza, muy limitada en algunos casos aunque no escandalosamente.

El Juli se metió al público en el bolsillo por su disposición y maestría. Como pez en el agua le vimos. Más a gusto que con gusto. Pero superlativamente capaz. La seguridad fue aplastante con sus dos enemigos. La primera faena, soberbiamente interpretada con muletazos de todas las marcas, fue una de las muchas que está logrando esta temporada. Mató con su eficaz salto logrando una estocada de efectos rápidos. Dos orejas le concedieron tras unánime petición. La segunda, basada en la mano derecha – este toro no fue para nada grato por el pitón izquierda – la más inteligente. Pero falló con el acero, perdiendo muy posiblemente otras dos orejas. Se limitó a saludar una ovación que fue más que suficiente para que hubiera dado una vuelta al ruedo.

José María Manzanares llegó a Valladolid para cumplir sus dos compromisos – también actuará hoy – por su sentido de la responsabilidad más que por cómo está actualmente en facultades físicas. Persisten los dolores que viene arrastrando desde su último percance y se está viendo obligado a seguir cumpliendo sus compromisos sometiéndose a infiltraciones que calmen en lo posible las molestias que no cesan por el momento. Con el segundo toro de la tarde, se mostró sabio y templadísimo en la brega de recibo, excelso con el capote a la verónica y, tras un accidentado tercio de varas – el toro derribó con estrépito en el primer encuentro con el caballo -, majestuoso y mecido con la muleta hasta ver que el animal empezaba a venirse abajo por lo que la faena pareció corta. Tardó mucho en que el toro cuadrara para entrarlo a matar hasta que lo hizo con una estocada tan contundente como delantera. Como no hubo manera de que el toro doblara tuvo que descabellar dos veces por lo que se esfumó la oreja que podría haber cortado.

La consiguió del quinto, un toro muy blando de remos que llegó a la muleta con justas posibilidades que Manzanares supo administrar dando espacio y tiempo en su faena de muleta, como la anterior más grata y bonita con la derecha por redondos y larguísimos de pecho que con la izquierda. Solamente la utilizó en una breva ronda por naturales. En la parte más brillante del trasteo, Manzanares supo sentirse al compás del pasodoble “Suspiros de España” mezclando la seda con la pasión. Motivos emocionales más que suficientes para que le fuera concedida una oreja pese al pinchazo que precedió a la estocada.

José Garrido, que entró en sustitución del lesionado Alejandro Talavante, salió a revienta calderas. Fue ocasión que ni pintada para plantar cara a dos preeminentes figuras y la aprovechó. Al tercer toro le recibió con tres largas cambiadas de rodillas de ejecución extremadamente consecutiva, sin dejar respirar a su oponente ni a él mismo. Siguió alternando verónicas con chicuelinas y lo mismo en el quite. La faena la inició también de rodillas y la continuó sobre ambas manos con trepidante rapidez tan solo calmada en los remates con pases del desprecio. Es normal que los toreros nuevos se aceleren en exceso cuando alternan por primera vez con los rivales a los que pretenden epatar o superar. Alargó demasiado el trasteo, se pasó de faena y quizá por ello no logró enterrar el acero hasta el tercer envite, teniendo además que descabellar un par de veces. De haber acertado con la espada a la primera podría haber cortado una oreja. La cambió por un aviso y una nutrida ovación.

El sexto toro, un alto muy bizco castaño, díscolo y huidizo en su salida – se picó solo en una de sus oleadas – que se echó nada más empezar Garrido su faena, no pareció ni fue el animal que necesitaba para triunfar como ansiaba. Pero cuando se quiere de verdad, se puede conseguir. Garrido se armó de valor hasta lo indecible. No le importó un serio amago de cogida cuando el animal se le metió por dentro en los prolegómenos del trasteo con la mano derecha y, haciendo de tripas corazón, continuó una labor de gran exposición aunque también con más sosiego que con su primer oponente. Sobre todo al natural. También alargó demasiado la faena sacando muletazos pese a lo parado que terminó el animal. Con la gente muy emocionada por tan apurado trance, entró a matar a sangre y fuego logrando un estoconazo de efectos fulminantes que puso a los tendidos enfervorizados y en pie. La apasionada petición de las dos orejas fue de inmediato atendida por la presidencia por lo que Garrido compartió salida a hombros con El Juli. Así es como se ganan puestos y sitio en la primera fila del toreo.

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