la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 4 de septiembre de 2015

PALENCIA: LA GRANDIOSIDAD DEL TOREO DE PONCE SALE A RELUCIR DE NUEVO.



El valenciano corta las dos orejas del cuarto toro de una desigual corrida de Alcurrucén

  • Autoritaria y firme faena de Miguel Ángel Perera, que pasea un trofeo del segundo de su lote. Talavante, silenciado en sus dos turnos.

03/09/2015 Palencia
La grandiosidad del toreo de Enrique Ponce ha vuelto a aparecer para goce esta vez de la afición de Palencia, que ha disfrutado de una gran tarde del maestro y sobre todo de una faena cumbre, la realizada al segundo de su lote, que le ha llevado a cortar dos orejas con una fuerza enorme.


Ponce ha vuelto a ser ese torero en plenitud que está paseándose por esta temporada –la del 25 aniversario de su alternativa- para mostrar a todos los públicos el valor del toreo eterno, ese que se clava en el alma del aficionado. Tarde completísima la del maestro, con una gran faena al primero de su lote que no tuvo premio porque el toro tardó en caer y el público se enfrió un poco y otra faena cumbre al segundo de su lote, premiada con rotundidad con dos orejas que marcaron un antes y un después en la corrida y, posiblemente, en la feria.

Su primer toro parecía no fijarse en los primeros tercios, pero cuando cayó en las manos de Enrique rápidamente lo metió en la canasta. Lo consintió al principio, lo fijó y se lució en redondos marca de la casa, con naturalidad y profundidad y con ese temple y limpieza. Construyó una faena de calidad y gran mérito que podía haber valido un primer tiunfo grande, pero el toro tardó en caer y los ánimos se enfriaron, pero a pesar de ello hubo petición.


Lo del cuarto fue el no va más, de esas faenas de Ponce que tienen fondo y que son sublimes en la forma. El serio toro de Alcurrucén tuvo ímpetu en su embestida pero la seda de la muleta de Ponce lo atemperó y las utilizó para construir belleza. El de Alcurrucén tuvo sus complicaciones, avisando varias veces al maestro, que lejos de arredrarse se creció para culminar una faena de las que perduran. Mató de estocada y escabello y le fueron concedidas las dos orejas.

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