Fernando y Manuel eran amigos y dos pedazos
de aficionados. Para no olvidarlos
¿FELIZ CUMPLEAÑOS?
Antolín Castro
España
Muchos serán los que hoy, 6 de marzo, se apliquen en felicitarme por mi cumpleaños. Y no está nada mal eso de recibir felicitaciones, pero siempre puede haber algunos peros…
Pero… es que me acerco peligrosamente a ser un septuagenario, ni más ni menos. No me puedo quejar de cumplir los últimos sesenta que se pueden cumplir, pero dando muchas gracias por alcanzar esa edad. Feliz por ello, feliz por poder seguir escribiendo para quienes se toman la molestia de leerme.
Pero… en esta misma fecha cómo va a ser un día feliz si un 6 de marzo perdí a dos amigos? Cómo se puede celebrar que dos grandísimos aficionados se me adelantaran para irse al ruedo celestial?
El primero, allá por 2009, fue el peruano Fernando Marcet, quien nos legó sus vastos conocimientos taurinos en OyT y del que queda en nuestra hemeroteca lo mejor de sus letras. Se fue cuando mejor y más comprometido estaba con la Fiesta, a la que amaba tanto que lo que más echaba de menos era el tercio de varas.
Tanto la defendía que creó un tratado sobre ella y el uso de la puya. Un extraordinario documento que todavía hoy consumen los lectores de internet. Basta con poner en google la frase ‘tercio de varas’ y lo primero que les aparecerá será su extraordinario trabajo. Fue presentado en el ‘Segundo Encuentro de Aficionados en Zaragoza’ y sus acertados criterios siguen siendo referencia hoy en día. Marcet no murió, su firma permanecerá siempre a través de su excepcional trabajo sobre el fundamental tercio de varas.
Curiosamente, también un 6 de marzo, pero más cercano, en 2015, se nos marchó uno de los aficionados más cabales que yo haya conocido. Se llamaba Manuel Troya y, qué casualidad, era uno de los miembros más activos de la peña taurina ‘Tercio de Varas’ de Linares. Cabe mayor sintonía entre ambos y su compromiso con el tercio más denostado y sin embargo más importante de la lidia de un toro bravo?
Este linarense, llamado Manolo, me permitió gozar de su amistad y disfrutar de sus conocimientos y su pasión por la fiesta brava. Una pena grande la de perder a un aficionado como él. Su ausencia, como la de Fernando, por insustituibles, dejaron huérfana a la familia de aficionados de verdad que existen en el mundo. No podrán sustituirles y mucho menos si lo que se pretende es que las plazas las llenen quienes las llenen, sean o no unos apasionados por el toro íntegro y el toreo auténtico. No solo le perdió Linares, a Manolo le perdimos todos.
Ya ven, como les digo en el titular, ¿Feliz cumpleaños? Creo que no podemos llamar felices los aniversarios de sus pérdidas, pero siempre nos queda el felicitarnos por cuanto nos aportaron en su paso por el mundo de la Tauromaquia. Fernando, Manolo, yo de vosotros no me olvido y espero que podáis arreglarnos el tercio de varas desde allá arriba.
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