"...Anda todo “el toreo” a la greña (todos contra todos) por aquello en lo que la totalidad está de acuerdo: bajar el precio de las entradas para fomentar la asistencia. Incluso, algunos en voz baja, se conviene que para tal circunstancia es necesario adelgazar gastos. El problema es que en ese recorte de gastos cada uno se fija en el otro y no cede su parcela..."
Pliegos para el repliegue
Pedro Javier Cáceres
Madrid, 06/01/2013.-Se fue 2013. No ha sido un año fácil para “el toreo”. Tampoco para los propietarios, públicos y privados, de los “pisosplazas”.
Córdoba (privada) y Málaga (Diputación) vieron desertar a una gran empresa taurina a penas comenzada la aventura.
Granada (sociedad de accionistas) tuvo que buscar un holding capaz de burlar el veto profesional por impagos cuantiosos de anteriores gestiones. El equipo de emergencia paró ese primer golpe, pero no ha soportado los números como para seguir en 2014.
Zaragoza (Diputación) ha vivido un calvario de cruce de denuncias y propuesta de desahucio que ha sido resuelta días pasados.
Alicante hubo de desalojar, cerca de la primavera, a su inquilino.
Y más…
Son plazas de primera y segunda importantes en el circuito que marcan una temporada.
El empresario venezolano que acudió al rescate de Córdoba, afortunadamente, sigue en el empeño previo cambio de gerente, sin que se conozcan reformas en el contrato base por parte de la propiedad.
En Granada, la propiedad, ante las pérdidas aducidas por el grupo de salvamento, ha decidido suavizar las condiciones y, antes que nuevas aventuras concursales, ceder por designación directa la gestión a otro gran grupo alternativo.
En ambos casos, frustrados total o parcialmente, estas dos propiedades optaron por el sistema de empresario a la carta mediante invitación restringida.
Los cosos de titularidad pública como Málaga y Alicante, ante la urgencia, buscaron recursos legales para aplicar el mismo sistema cuasi digital para nombrar gestores.
Málaga, la Diputación, parece satisfecha con el modelo y la gestión optando por repetir.
No así Alicante, que tras una experiencia modélica para “salvar los muebles”, se curó en salud adjudicando por un año para poder aventurarse con pliego ¿estable? en los próximos años. Hace poco más de una semana aprobó un nuevo pliego de condiciones para el próximo cuatrienio.
Solventado los relevos en Granda y Castellón, con importantes mermas en el canon, y Málaga a su marchita, el patio se anima ante los concursos anunciados de Alicante (ayuntamiento), El Puerto (ayuntamiento), Zaragoza (Diputación), etc.
Aun sin publicar se conocen las líneas maestras de los dos primeros.
La sensación, aún salvando estimables distancias (mucho más duro el de El Puerto que el de Alicante), es de ser “pliegos de repliegue” en sus cuatro pilares de soporte para una gestión adecuada a los tiempos actuales sus circunstancias y evitar perversas experiencias pasadas.
1.- Se vuelve ¿por imperativo legal? al concurso público, tan sólo discriminando licitantes en función de la llamada experiencia; lo que no deja de ser un “corte” alegal respecto de la libre competencia y barra libre a componendas de compañeros de viaje para cumplir tal requisito.
2.- Si es cierto que el canon de Alicante en función de un porcentaje asequible es un aliciente, el de El Puerto marca un fijo de 20.000 más un 3% de todos los ingresos por taquilla.
En cualquier caso son “cláusulas suelo”, primando las mejoras en la oferta sin más techo que la interpretación voluntarista de la mesa de contratación que considere tal como temeraria.
No se explicita una cláusula techo, adecuada a las circunstancias para restringir ambiciones de conseguir la plaza a cualquier precio y luego…dios dirá.
3.- Igual ocurre con la obligatoriedad de espectáculos en que la “clausula suelo ya aumenta”, en el caso de Alicante, en algún festejo la mesura que hubo para salvar el 2013. El Puerto se mantiene en su estructura. Circunstancia que, hechos consumados, aconsejaba haber rebajado.
Las mejoras en número de espectáculo con las mismas condiciones de techo que el canon, ninguna objetiva, suman peligrosos puntos abriendo la puerta de la aventura.
4.- Se mantienen machaconamente las servidumbres, que cuantificadas suponen un dinero que debe salir de la caja común de la taquilla.
Son esa serie de obligaciones estándar como las ayudas económicas y materiales a las escuelas taurinas, los actos llamados culturales… etc., que provocan, por sumar puntos como incentivo del pliego, unas propuestas de otra galaxia, si bien nunca se suele exigir su cumplimiento.
Son condiciones colaterales perversas a la gestión taurina: programar una serie de festejos, feria o temporada de calidad y al mejor precio para el cliente. El que se le otorgue la facultad de realizar otra serie de espectáculos para rentabilizar la explotación, aún a sabiendas lo faltos que son los empresarios taurinos en esa extensión, en el supuesto de excelencia, no deja de prostituir el objeto principal del arrendamiento (espectáculos taurinos) si por sí mismos, estos no se defienden económicamente.
Más graves son los colaterales en El Puerto que incluye, algo enmascaradamente, las obras de remodelación por realizar y otros varios a escrutar.
En lo que respecta a Zaragoza, con la media estocada que tiene encima, sin conocerse todavía la idea que tiene la Diputación, ya se ha detectado un estado de opinión entre afición y prensa en que salvo el canon —que claman porque sea algo menos que testimonial- nada cambie. Sobretodo el desfasado concepto de plaza de temporada que de no actualizarse traumáticamente es una trampa.
Parece, se deduce, que los toros en Zaragoza son la Agustina de Aragón que debe salvar el honor de la ciudad y provincia en cuanto a ser de “primera” —y no bajarse del borrico- mientras a otros niveles la ciudad se reconvierte a lo posible. Ahí está el fútbol y su equipo que — ahora en segunda- llegó a ser campeón de España y de Europa… como el coso de La Misericordia ha sido lo que fue… hoy es otra historia.
Anda todo “el toreo” a la greña (todos contra todos) por aquello en lo que la totalidad está de acuerdo: bajar el precio de las entradas para fomentar la asistencia. Incluso, algunos en voz baja, se conviene que para tal circunstancia es necesario adelgazar gastos. El problema es que en ese recorte de gastos cada uno se fija en el otro y no cede su parcela.
Más aún. Apuesto doble contra sencillo a que a los diferentes concursos se presentarán candidatos suficientes como para justificar a los responsables de su redacción. Ganaderos y toreros se contratarán sea cual sea el empresario, a “su dinero” habitual sin primar la prudencia y sí alimentar la osadía… hasta llegar la tragedia. Porque esta situación es más antigua que el hilo negro.
Y todo esto ocurre a los pocos días, posteriores, a la publicación de PENTAURO (el Plan de Fomento y Promoción de la Fiesta) que todos aprobaron, las administraciones públicas también, y cuya influencia, visto lo visto, es 0 “patatero”.
Año nuevo, vicios viejos. No ha hecho más que alborear y ya están aquí, para empezar los “pliegos de repliegue”...
“En dispués” todo lo demás.
Nada nuevo bajo el sol que no calienta de esta tauromaquia incorregible.
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