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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 28 de enero de 2014

Blas Piñar. En la muerte de un triunfador. / LFU



"...No me corresponde a mí hacer la glosa del político. Lo dejo para mis mayores. Me quedo con el testimonio emocionado de sus 8 hijos, 44 nietos y más de 70 biznietos. El testimonio de amor y de fe de una gran familia, tan unida como la suya, nos dice mucho del enorme sentido que ha tenido su vida. Y esas manos unidas hasta el último aliento son el mejor testamento que alguien pueda dejar. No cabe duda de que un hombre que deja la huella de amor, de fe y de admiración de una familia que ha sabido honrarle hasta el final y que lleva con orgullo su apellido, es un gran triunfador..."


Ha muerto Blas Piñar. Mejor dicho, ha muerto hoy, para vivir siempre. Descansa en paz, por fin, el gran español. Su batalla con la muerte ha sido dura, como lo fue su vida en constante lucha por mantener intacta su dignidad, sin cambiar de bandera.

Hace tan sólo unos días, uno de sus nietos compartía con nosotros una última fotografía del hombre cuyo pie de foto lo decía todo:“Estamos con vosotros, Abuelos. Sois un ejemplo. Siempre juntos, hasta el final. Gracias por la Fe, la Patria y la familia”. 

No me corresponde a mí hacer la glosa del político. Lo dejo para mis mayores. Me quedo con el testimonio emocionado de sus 8 hijos, 44 nietos y más de 70 biznietos. El testimonio de amor y de fe de una gran familia, tan unida como la suya, nos dice mucho del enorme sentido que ha tenido su vida. Y esas manos unidas hasta el último aliento son el mejor testamento que alguien pueda dejar. No cabe duda de que un hombre que deja la huella de amor, de fe y de admiración de una familia que ha sabido honrarle hasta el final y que lleva con orgullo su apellido, es un gran triunfador.


No faltarán los enanos de siempre que, ignorantes de su grandeza, quieran cavar hoy más hondo en el pozo de su miseria. No importa. Hoy es día de dar gracias por la vida, el ejemplo y la honradez de un gran español, de un hombre bueno al que habrán recibido de pie en el firmamento, pues hasta el final de su larga vida supo mantenerse en pie.

Que Dios te de su eterno descanso y tu ejemplo de fe y de insobornable amor a España permanezca siempre vivo entre quienes hoy recogen tu testigo.


1 comentario:

  1. Lo que se podría escribir en la muerte de un triunfador que no se llama Blas Piñar

    “…Hoy me corresponde a mí hacer la memoria de un español que le desahuciaron su casa por estar en el paro y no poder pagar la hipoteca. Después recibió la mala noticia que a su hija le quitaron la beca y no puede seguir en la Universidad. Ahora cuida de su madre porque el Gobierno prefiere darle dinero a los bancos que ocuparse de su asistencia, a penas puede llegar con la modesta pensión de su madre a cubrir menos de la mitad de su medicación, y posiblemente se queden sin luz por no poder pagarla…”


    LFU / Abajo
    Ha muerto un ex trabajador español, ha muerto hoy de pena, pero vivirá para siempre como un gran español en el recuerdo de sus vecinos. Su batalla con la insuficiencia económica ha sido dura, como lo fue su propia vida cuando llegaron los momentos difíciles de una maldita crisis. Crisis que no todos los españoles han padecido o padecen.

    Hace tan sólo unos días le vi muy mal, era la fotografía de un hombre triste y abatido por su situación, su familia ha estado siempre junto a él manteniendo la Fe en el Santísimo.

    Y en esta glosa de este ex trabajador español fallecido están el retrato de muchos hijos y nietos que padecerán el terrible dolor de las consecuencias originadas por unos españoles/as que con su “particular patriotismo” se han enriquecido ellos y han empobrecido a otros. No cabe duda de que todo esto deja huella y no precisamente de amor.

    No faltaran los gigantes de siempre que ignorantes de la realidad quiera hacernos tragar con ruedas de molino en lo más hondo del pozo de su miseria. Hoy es día de dar gracias a un triunfador que con su muerte ha dado un ejemplo de lealtad y amor a unos principios humanos y que siempre permanecerá vivo entre todos los que admiramos a este gran español, que en su día fue un ejemplar obrero español.

    Descanse en paz.

    Enrique Castillo

    P. D. Con esto lo único que he pretendido es lo fácil que puede resultar escribir al dictado de la ideología.

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