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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 21 de abril de 2019

El dique está roto / por Hermann Tertsch, ABC



Una buena noticia: esto va a cambiar. La inesperada irrupción en nuestra escena política de unos valientes al grito de Karol Woytila de «No tengáis miedo», ha movido ya, pase lo que pase en las elecciones, montañas enteras en la percepción que tienen millones de españoles de las posibilidades de ejercer su voluntad y su libertad, de articular sus deseos y esperanzas y actuar en consecuencia.

El dique está roto, por Hermann Tertsch, ABC

  • El votante no quiere advertencias ni consejos, quiere representación

Las cosas ya no son tan fáciles como antes para la jauría mediática de la izquierda en España. Hace muy poco aún podía destruir a cualquier español que les molestara. Con dos medias verdades y un par de programas de burlas en televisión repicadas en radios y comentarios de sus amanuenses en prensa se mataba civilmente a cualquier discrepante incómodo. Se daba un escarmiento y un aviso al mismo tiempo. Nadie debía atreverse a poner en cuestión las verdades básicas de la hegemonía cultural y política izquierdista en España porque nadie podía vivir con tranquilidad en caso de hacerlo. Se destruían reputación personal, prestigio profesional y acceso a la vida civil y social hasta convertirlo en un marginado o paria.

Hay novedades. Ha fracasado en dos días la burda campaña a la cadena SER, seguida por las demás terminales mediáticas izquierdistas, contra un asesor de Santiago Abascal. Lo querían expulsar de la política activa porque hace más de veinte años se vio envuelto en una pelea con comunistas en la Facultad. Como Pablo Iglesias fuera uno de los comunistas creían todo hecho. La jauría se ha tenido que envainar la grotesca pretensión de imponer la muerte civil del político de Vox. Muchos le han agradecido el coraje de hacer frente a comunistas que querían en Chile la dictadura de Cuba. De haberlo logrado hoy Chile sería una mísera mazmorra de terror y hambre como Venezuela o Cuba y no la democracia floreciente que es.

Jorge Vertrynge

Aquí, jefes de la jauría mediática como García Ferreras anuncian compungidos que han descubierto a un miembro de Vox que fue de ultraderecha hace veinte años y a continuación reciben con veneración a su «maestro» Jorge Vertrynge, que fue un notorio neonazi hiperactivo. 

Carta de gratitud de Don Antonio María de Oriol y Urquijo a Don Antonio González Pacheco por su brillante y eficaz actuación policial que culminó con su liberación de su secuestro por la banda terrorista comunista de GRAPO.


Aquí se acosa hasta en sus hogares a policías jubilados que defendieron a los españoles del terrorismo hace medio siglo, pero se celebran homenajes a terroristas que asesinaban hace muy poco. 

Ferreras celebra los sabios consejos y análisis legales del chileno Gonzalo Boyé, condenado por el secuestro de Emiliano Revilla con ETA y hoy abogado de separatistas. Asesinos del FRAP y el Grapo son héroes del progresismo, pero honrar a José Calvo Sotelo o Ramiro de Maeztu es un grave acto franquista intolerable.

Una buena noticia: esto va a cambiar. La inesperada irrupción en nuestra escena política de unos valientes al grito de Karol Woytila de «No tengáis miedo», ha movido ya, pase lo que pase en las elecciones, montañas enteras en la percepción que tienen millones de españoles de las posibilidades de ejercer su voluntad y su libertad, de articular sus deseos y esperanzas y actuar en consecuencia. Se acabarán las permanentes ofensas impunes. Las pretensiones hegemónicas de la izquierda totalitaria tendrán respuesta. Muchos españoles han perdido el miedo y ya han visto que las cosas sí pueden ser de otra manera. Esto tiene muy confundidos a los profesionales de la intimidación en la izquierda, pero también a los beneficiarios permanentes de la resignación en esos y otros lares. Por eso llegan a los españoles esos preocupados consejos a no hacer lo que desean y lo que les ilusiona. Que les indican que tienen que volver a hacer lo que no quieren hacer, aunque solo sea para evitar después una represalia o «un mal mayor», dicen. Como a los niños y a los animales, se les conmina a reprimir su voluntad para someterse al criterio superior de quienes mandan. Se equivocan quienes apelan al miedo porque el dique está abierto.

 Los españoles no quieren consejos, no quieren órdenes, no quieren doctrina, quieren representación. Quieren que su voluntad y sus intereses sean representados y defendidos como no lo han sido. Esa es la inmensa nueva.

Hermann Tertsch, 9 abril 2019, ABC

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