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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 14 de abril de 2019

Franco no fue un Napoleón, no perdió ninguna batalla y ganó una guerra que parecía irremisiblemente perdida / por Pio Moa



El único modo de hacer justicia a Franco es reconocer de una vez, y fuera de la retórica “franquista”, que fue el gobernante que necesitaba España para salir de la miseria moral, política y económica en que la sumió una república caótica y un frente popular bandidesco.

Franco no fue un Napoleón, no perdió ninguna batalla y ganó una guerra que parecía irremisiblemente perdida.



* Como militar, dicen muchos despectivamente: “Franco no fue un Napoleón”. Cierto: no perdió ninguna batalla y ganó una guerra que parecía irremisiblemente perdida al principio, por la desproporción de recursos con el enemigo. Lo hizo además con gran economía de sangre. Napoleón perdió grandes batallas, la guerra y no ahorró sangre.

* Si como militar fue siempre invencible, como político Franco libró a España de la guerra mundial, reconstruyó el país sin debérselo al exterior, derrotó el criminal aislamiento, fue un bastión europeo frente al expansionismo soviético, mantuvo plena independencia en relación con USA, y presidió la mayor expansión económica antes o después. No es exagerado decir que ha sido el mayor estadista español desde Felipe II.

* Muchos botarates acusan a Franco de no haber montado una democracia ya en los años 60. Casualmente, ni tuvo oposición democrática ni nadie la pedía, fuera de los “demócratas” comunistas y asociados. Al superar los odios republicanos y asegurar una economía próspera, el franquismo creó condiciones para una democracia no convulsa. Y eso decidió el pueblo en el referéndum de 1976: “de la ley a la ley”.

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