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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 4 de abril de 2019

José Tomás el indiscreto / por Carlos Bueno



Ídolos fácilmente reconocibles en cuanto se entremezclan con sus feligreses. Y todavía se les detecta con mayor sencillez si su indumentaria no ayuda a camuflarles. Es decir, que si uno lleva pantalón blanco y gorra blanca llama más la atención que si viste de oscuro.

José Tomás el indiscreto 

Nadie puede creer que Rafa Nadal o Messi pasarían inadvertidos si fuesen a ver un partido y se ubicaran entre el público. Como es ilógico pensar que José Tomás no sería reconocido sentado en el tendido de una plaza de toros. Y eso precisamente es lo que hizo el hierático de Galapagar en uno de los festejos de la pasada feria de La Magdalena de Castellón. El torero acaparó la atención de los aficionados y con su presencia alimentó el morbo de su próxima actuación en Granada.

Hay personas que, por más que lo deseen, no pueden pasar desapercibidas. Celebridades descubiertas de inmediato allá donde vayan aunque pretendan ir de incógnito. Ídolos fácilmente reconocibles en cuanto se entremezclan con sus feligreses. Y todavía se les detecta con mayor sencillez si su indumentaria no ayuda a camuflarles. Es decir, que si uno lleva pantalón blanco y gorra blanca llama más la atención que si viste de oscuro.

José Tomás es una de esas personalidades que nunca pasan inadvertidas, y todavía menos si su aparición se produce en ambientes taurinos. El matador madrileño reveló el pasado 27 de marzo que este año toreará uno de los festejos de la feria de Granada y la noticia fue acogida entre la afición como una nueva llegada del Mesías. Sólo un día después del anuncio, el hierático de Galapagar se personó en Castellón para ver la corrida de El Pilar. Se ubicó primero en el tendido y después se sentó en la zona más alta de la plaza. En cuanto un espectador se percató de su presencia la noticia corrió como la pólvora por las gradas y la procesión de espectadores buscando una foto con el admirado maestro fue imparable.

Los selfies a su lado se multiplicaban y los whatsapps colapsaban la red. Sólo había ojos para el Mesías de pantalón blanco y gorra blanca. Ni él podía atender a cuanto acontecía sobre el albero ni el público reparaba en lo que hacían los toreros anunciados. Si su propósito era no ser visto la estrategia no fue la adecuada, pues el revuelo fue tal que tuvo que abandonar el coso antes de que acabase el festejo abrumado por tanta visita.

No, José Tomás no estuvo acertado en su decisión. Lo más respetuoso con los compañeros que actuaban esa tarde era haber presenciado el espectáculo en el callejón de la plaza, donde no habría sido abrumado por la gente y la atención del respetable se hubiera mantenido en el ruedo.

Metido en uno de los burladeros hubiese podido observar a la perfección el comportamiento de los astados, lo que se presume que debía ser su propósito.

Pero si por el contrario su intención era dejarse ver, aumentar el morbo que envuelve su figura y promocionar su próxima actuación en Granada, entonces la maniobra fue la correcta. Sí, José Tomás estuvo en Castellón y se convirtió en protagonista del tercer festejo del abono de La Magdalena, algo de lo que se enteró todo el mundo al instante.

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