Yo diría que, por números y estadísticas, a Daniel Luque ya debemos de considerarle figura del toreo puesto que, como dije, ha logrado más éxitos que Roca Rey si de proporciones hablamos. Pero, como en el toreo no hay nada asegurado, Daniel Luque viene a darme la razón cuando digo que los triunfos no sirven para nada si los demás no lo deciden. Un torero que asusta por sus incontestables triunfos no ha sido contratado para las ferias de septiembre, llámese Albacete, Murcia, Logroño, etc. etc. y, a su vez, tampoco está anunciado en Madrid ni en Sevilla, ni por supuesto en Zaragoza. Tengo yo razón en mis afirmaciones ¿verdad? Daniel Luque es la prueba inescrutable de todo lo que digo.
Es posible que, para estas ferias que he nombrado, Luque, aferrado a sus legítimos éxitos igual se le ha ocurrido pedir dos duros más de su caché y se ha quedado en la calle. A ver, taurinos, no habéis dicho siempre que los triunfos tienen premio. En el caso de Daniel Luque, ¿dónde está el premio que el chico se ha ganado cortando más orejas que nadie en el mundo? Barrunto, presagio, seguro que adivino que los males vienen por culpa del dinero. De otro modo nadie lo podría entender. Insisto que, los triunfos del sevillano son para enmarcar pero, repito por millonésima vez, como los demás no quieran marica el último.
En su disculpa, si es que ello cabe, habrá que convenir que los triunfos no son el sinónimo de reclamo para que la gente acuda a ver a un determinado torero y, Daniel Luque no congrega a nadie, esa es una verdad incuestionable; si no lo hacen las figuras consagradas, ya podemos darnos una idea de lo que puede concitar este chico que, de una santa vez está teniendo los triunfos que siempre mereció.
No falta quien dice que no torea más porque tiene un apoderado independiente; yo digo lo contrario, ha toreado mucho por su apoderado que, a su vez es empresario de varias plazas y ha podido hacer el intercambio de cromos correspondiente. Y, cuidado, Daniel Luque ya tuvo en su momento como apoderado al gran magnate del mundo de los toros, el productor por excelencia llamado Simón Casas y ¿saben cómo terminó aquella relación? Como el rosario de la aurora, el que lo dude que le pregunte a Luque.
Es cierto que, cuando los “astros” confabulan en contra de un torero determinado, de la noche a la mañana se encuentra en la ruina sin saber ni siquiera los motivos. Y, para Luque, no torear en todas las ferias antes mencionadas es una catástrofe al más alto nivel. Sin duda alguna, el atenuante para Daniel Luque no es otro que sus legítimos triunfos pero, su agravante es que no concita la atención del gentío y, lo que es peor, su toreo no deja recuerdo alguno. ¡Y mira que torea bien! Ante esto, el chico no puede hacer nada porque cada cual es cómo es y eso no se puede cambiar. ¡Qué más quisiera él, tener estrella! ¿Verdad? De todos modos, dada su perseverancia, como torero, en unos años más puede solucionar su vida que no sería un mal final.
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