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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Utrera está en el camino / por Manuel Viera

El toreo en Utrera es testimonio de su historia, una de las raíces de un pueblo que ha franqueado muchas barreras. Merecía, merece y merecerá la pena salvarlo. No quedarse esperando su rechazo.

Utrera está en el camino

Manuel Viera
Burladero / 14 de septiembre de 2022 
Sin duda tuvo rango de verdadero acontecimiento la iniciativa de acometer en condiciones de seriedad torista la corrida anual celebrada con motivo de las Fiestas de Consolación de Utrera. Se trataba de volver a experimentar la apuesta de Carmelo García, un inagotable productor de espectáculos y organizador de festejos taurinos, que ha conseguido en tiempos de penuria taurómaca local meter en la plaza de toros casi tres mil personas. Igual o parecida cifra a la conseguida con la recordada corrida de Miura o, más temprano en el tiempo, el desafió ganadero celebrado con medidas anti COVID.

La intención de dotar el festejo de un tinte torista, cimentado en el origen de la ciudad de procedencia de las castas fundacionales del toro bravo, parece haber logrado el verdadero interés de una gente que no encontraba acomodo en unos festejos ausentes de emoción o gozo por degustar el toreo.

Desde hace algunos años porciones enteras de nuestro tejido cultural se están desmoronando poco a poco ante el empuje de los cambios sociales. Y ante esto se hacía necesario reflexionar, dejar de hacer diagnósticos pesimistas y originar un nuevo empeño al aficionado a los toros en particular y público en general. Crear contenedores de ilusión que rebasen cualquier escepticismo. El toreo en Utrera es testimonio de su historia, una de las raíces de un pueblo que ha franqueado muchas barreras. Merecía, merece y merecerá la pena salvarlo. No quedarse esperando su rechazo.

El cambio de fecha de celebración de la corrida en preferia facilitó la asistencia. La integridad y seriedad del toro le dio dignidad al espectáculo y colmó de aliciente al aficionado. La presencia de los “victorinos” fue impecable, a excepción del lidiado primero, escobillado por incidentes ocurridos en los chiqueros, que tras el festejo me aclararon. En el comportamiento hubo de todo, buenos y malos, exigentes y peligrosos, descastados y bravos. El toro, ni más ni menos.

La oferta torista seguirá ahí. La encomiable actitud del regidor para facilitar este grandioso espectáculo, también, haciendo una defensa de la cultura de esta tierra al margen de prejuicios sociales. Y, al fin y al cabo, tenemos un tipo que arriesga lo imposible cuando le inspiran confianza. Utrera está en el camino.


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