La entrega sin cuento de Serrano durante toda el festejo es más destacable porque este sábado también hace el paseíllo en un mano a mano con Rubén Pinar frente a un encierro de Victorino Martín. Sin embargo, el albaceteño se olvidó de este compromiso serio y presentó sus dos facetas. La del clasicismo frente a su noblote terciado primero, que se tapaba con sus descarados pitones, con el que inició la faena de rodillas con templados redondos.
Que luego repitió ya en pie añadiendo la ligazón en un palmico de terreno, cual repitió también con varios naturales largos y de profundidad oceánica y ajustadas bernadinas. Cerró con quietud entre esas dos amenazantes navajas albaceteñas y lo estropeó en parte porque la espada quedó muy desprendida, aunque logró un trofeo.
Pero el albaceteño quería atravesar a hombros el portón de la gloria y salió ante el último, también muy bien armado, con más arrebato aún y esperándole de hinojos en el tercio. Tras un quite por ajustadísimas chicuelinas todo aparentaba repetición de faena anterior. Mas no, porque el animal desarrolló peligro por ambos lados, lo que no arredró en absoluto a su matador, sino que lo motivó más.
De modo que bregó a sangre y fuego pisando terrenos inverosímiles, con las amenazantes astas rozándole su anatomía -incluso hubo un desplante del coletudo sin muleta- y salvándose de milagro del percance que a punto estuvo de ocurrir, mientras el infarto amenazaba a la concurrencia, que descansó cuando una estocada desprendida pero jugándose de nuevo el pellejo acabó con su enemigo. No hubo arte, pero sí valor sin cuento, que también cuenta o debe contar, y Sergio logró el ansiado trofeo.
El derroche de testosterona del coletudo tapó lo poco que ocurrió de interés en el resto de la corrida. Talavante repitió lo que lleva haciendo, salvo pocas excepciones, esta desilusionante campaña de reaparición, y anduvo sin complicarse, en plan funcionarial y sin mucho compromiso en su lote. Tampoco fue la mejor tarde de Diego Ventura frente a dos toros distraídos a los que poco a poco fue domeñando, sí, pero también hubo varias pasadas en falso. Aunque en su segundo mejoró y logró llegar más al público cuando soltó las riendas de su caballo Bronce y acertó con el rejón de muerte
FICHA
Dos toros para rejoneo, despuntados excesiva aunque reglamentariamente, de LOS ESPARTALES, mansos, que no dieron casi juego. Cuatro de JANDILLA, desiguales de presentación, muy ofensivos, con 2º y 5º terciados; flojos y nobles excepto 6º.
El rejoneador DIEGO VENTURA: silencio; oreja. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; pitos. SERGIO SERRANO: oreja; oreja. Salió a hombros. Plaza de Albacete, 16 de septiembre, 9ª de Feria. Tres cuartos de entrada.
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