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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 22 de septiembre de 2022

¡Cómo han cambiado los tiempos…o las gentes! / por Pla Ventura

Ángel Téllez

Acapara Téllez, como digo, los grandes premios de la feria de San Isidro, algo que ratifica todo el mundo y….¿cuál ha sido el futuro de Ángel Téllez desde su apoteosis en Madrid? Ahí están los resultados puesto que, el diestro aludido ha toreado apenas quince corridas de toros, casi todas en los pueblos y sin la menor categoría, justamente, la que se ganó en Madrid. Yo me pregunto, ¿qué pasará por la mente de Téllez al comprobar su situación actual? 

¡Cómo han cambiado los tiempos…o las gentes!

Pla Ventura
Toros de Lidia / 22 septiembre, 2022
Dije millones de veces que, para ser torero, en la actualidad, es una decisión de los demás puesto que, el esfuerzo personal de cada cual, algo que hacen todos de forma arrolladora, sin el consenso empresarial ratificado por los que mandan en la torería, todo esfuerzo será en vano. O sea que, el toreo es un coto cerrado para unos cuantos señoritos mientras que, existe un segundo grupo que batallan frente a las corridas duras y, para desdicha de la Fiesta, están los de la última fila que no tienen posibilidad alguna de salir del ostracismo al que les someten.

Lo dramático de la cuestión es que ya no sirven los triunfos en Madrid, algo que nos parece insólito a todos aquellos que hemos conocido otros tiempos en que, un torero humilde en plena feria de San Isidro, cortaba una oreja y toreaba veinte corridas de toros sin apenas esfuerzo ni recomendación. Y no digo ya aquel que cortaba dos orejas y salía por  la puerta grande de Las Ventas puesto que, además de tocar la gloria con sus manos le daba dos vueltas a España y América participando en todas las ferias y. algunos, hasta se compraban una finca.

O sea que, el milagro de Madrid hacía su efecto y, repito, cualquier triunfador en la primera plaza del mundo tenía su lógica recompensa; más tarde, claro, ya dependía de las condiciones de cada cual para seguir hacia delante o quedarse en el camino, pero el triunfo tenía premio.

Ahora tenemos tres problemas que no contábamos con ellos; primero poder actuar en Madrid si se trata de un torero humilde y, más tarde, que te embista un toro para triunfar y, en último lugar que te reconozcan dicho éxito, algo que siguen poniendo en duda los taurinos actuales. Difícil la cuestión por no decir imposible porque, en honor a la verdad, todos los toreros aspiran a la gloria, lo más lógico del mundo. Convengamos que el último batallador que ha llegado a la cúspide se llama Emilio de Justo, – y en menor medida pero siempre grande entre los artistas, Diego Urdiales- al que le ha costado casi veinte años de lucha para que se le reconozca, en definitiva, un auténtico milagro porque de esa misma época son Manolo Escribano, Octavio Chacón, Sergio Serrano, Pepe Moral, diestros importantes que apenas tienen sitio en las llamadas corridas duras y ellos dirían, ¡y que no falten!

La gran decepción si de triunfadores hablamos nos la hemos llevado este año en Madrid con Ángel Téllez, un torero importantísimo que entró en la feria con calzador, toreó un difícil toro como los ángeles, le repitieron y se alzó como triunfador rotundo de la feria. Por cierto, a Téllez le descubrimos nosotros el pasado año en Bargas, Toledo, en una corrida interesantísima en la que estuvo hecho un torero cabal, incluso artista, pese a tener enfrente un toro con todas las de la ley.


Acapara Téllez, como digo, los grandes premios de la feria de San Isidro, algo que ratifica todo el mundo y….¿cuál ha sido el futuro de Ángel Téllez desde su apoteosis en Madrid? Ahí están los resultados puesto que, el diestro aludido ha toreado apenas quince corridas de toros, casi todas en los pueblos y sin la menor categoría, justamente, la que se ganó en Madrid. Yo me pregunto, ¿qué pasará por la mente de Téllez al comprobar su situación actual? Pensar que, con lo toreado y ganado apenas se podrá comprar una bicicleta cuando, como dije, hace unos años un torero humilde por un triunfo en Madrid se compraba un finca, o finquita, no importa; pero tenía la recompensa por el triunfo.

En el toreo, la bendición utbi et orbi la ha tenido solamente Tomás Rufo que, el hombre ha triunfado, lo sigue haciendo pero, ¿qué hubiera pasado de haberle dejado sentado en la banqueta, caso de Ángel Téllez? Vuelvo donde solía, que los toreros dependen de otras circunstancias que nada tienen que ver con el triunfo o, si se me apura, muy poco. Ahí está el caso de Pablo Aguado y Juan Ortega que, se las prometían muy felices y han cubierto apenas puestos de relleno.

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