DESDE ALMENDRALEJO CON "AFICIÓN"
Pese al agitado momento que vive nuestra Fiesta, cada vez son más los aficionados que, de forma desinteresada, generan interesantes iniciativas. Y casi todas destacan por presentarse como mezcla de buen gusto y creatividad en partes iguales.
Tal es el caso de "Afición", revista que edita y publica Paco Ruiz desde su viso taurino en Almendralejo (Badajoz). Con una tirada de unos 5.000 ejemplares gratuitos de publicación trimestral, la revista tiene en cuenta temas relacionados con la actualidad taurina extremeña: ganaderías regionales (Torregrande, Los Espartales), reflexiones de periodistas y aficionados locales y diálogos con los alumnos de la escuela taurina de Badajoz, en los últimos años cantera por la que han pasado diestros como Ferrera, Talavante, Perera, Lancho. Sin dejar de lado las noticias, las entrevistas son uno de sus puntos fuertes, pues la grabadora de Paco cuenta ya con los graves y agudos de las voces de espadas como Ortega Cano, Daniel Luque, Jesulín de Ubrique o Morante de la Puebla. Cuidadas conversaciones tanto en lo taurino como en su lado más humano. o
Mención aparte merece la sección dedicada al coleccionismo taurino, donde Juan Barco presenta y comenta imágenes de carteles y tauromaquias de otro tiempo, como las de Antonio Carnicero y la del francés Víctor Adam. Las seductoras leyendas de toreros y bandoleros atrajeron en el siglo XIX a escritores y pintores del país vecino. El artista galo, quizás influido por la imponente presencia de los toros de la Camarga francesa, realizó una serie de bellas litografías con estampas de la lidia encerradas en trabajadas orlas a plumilla de las que reproduzco dos junto a estas líneas.
Vale la pena seguir de cerca esta publicación pacense pese al esfuerzo que, en palabras de Paco Ruiz, supone sacar adelante cada número. Los pedidos, en su dirección de correo electrónico revista.aficion@hotmail.com o al teléfono 620 273 434.
dos litografías de la Tauromaquia de Víctor Adam (s. XIX).
El dulce momento del toreo extremeño.
Cuando parecía que, por la paupérrima confección de los carteles, el triunfador “moral” del ciclo de otoño en Madrid iba a ser Manzanares por su obligada ausencia del mismo, en la tarde del día 2 surgió el toreo relajado y sin complejos de Juan Mora. Los que estuvieron allí me cuentan que hacía mucho tiempo que no se vivía una tarde así, con faenas distintas del maestro placentino. Cortas, si, pero intensas. Libres de una lidia fibrosa y acelerada, rematadas con sendas y eficaces estocadas. Desde aquí el reconocimiento tanto al toreo de escuela como al más clásico de los exponentes de una región que se ha convertido, por méritos propios, en fuente ilusionante de figuras del toreo.
Cuando parecía que, por la paupérrima confección de los carteles, el triunfador “moral” del ciclo de otoño en Madrid iba a ser Manzanares por su obligada ausencia del mismo, en la tarde del día 2 surgió el toreo relajado y sin complejos de Juan Mora. Los que estuvieron allí me cuentan que hacía mucho tiempo que no se vivía una tarde así, con faenas distintas del maestro placentino. Cortas, si, pero intensas. Libres de una lidia fibrosa y acelerada, rematadas con sendas y eficaces estocadas. Desde aquí el reconocimiento tanto al toreo de escuela como al más clásico de los exponentes de una región que se ha convertido, por méritos propios, en fuente ilusionante de figuras del toreo.
"Pasaje (uno) de una gran tarde: Juan Mora", tinta sobre papel de Luis López.
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