Día 28/10/2010
Los toros habrán pasado a Cultura (¡pobres toreros, equiparados a los cineros!), pero todas las televisiones han dedicado sus noticiarios al óbito del pulpo Paul, mientras que del óbito del toro «Idílico» (el «Bastonito» de la carrera de José Tomás) sólo nos enteramos por una indiscreción en un «chat». El pulpo Paul conquistó el corazón de los españoles porque en el Mundial, siendo alemán, siempre apostaba por España. Y acertaba. Con bastante menos que eso, algunos personajes del ruedo ibérico se han construido un prestigio como analistas políticos. Pero el pulpo Paul era implacable como el Destino. En ese sentido, lo más parecido al pulpo Paul sería don Emilio Botín: una foto con él suele señalar el camino de La Moncloa, y acaba de fotografiarse con Rajoy. Lo malo es que en Madrid hay muchos pícaros jugando a pulpos Paul: son los falsos pulpos Paul. En el Gobierno, el que va de pulpo Paul es Rubalcaba, reputado de listísimo por el nuevo periodismo. En el «after hours» la opinión general es que a Zapatero lo puso Rubalcaba y que a Zapatero lo ha quitado Zapatero, que sigue ahí, pero de adorno, porque el que maneja la almeja del destino es el Gran Ténebre, que además actúa de vocero.
Los telediarios son puro respingo: la cara del tenebrismo zapateril, que es un tenebrismo dominguero y gamberrote (tenebrismo MTV: Beavis y Butthead), es la misma cara del tenebrismo gonzalón, con sus sombras carcelarias y sus luces de cal, casi treinta años ha. Manuel Machado se autorretrató de niño con la sien apoyada en un libro-caja de música, y Ruano aprovechó esa imagen para redondear la necrológica: «Es probable que la idea final del hombre que muere sea la de que va a nacer, y esa música sea la nana dulce del pobre niño que todo hombre lleva dentro martirizado por el hombre que lleva fuera». Y quien dice la caja de música, dice el tanque de agua del pulpo Paul.
Los telediarios son puro respingo: la cara del tenebrismo zapateril, que es un tenebrismo dominguero y gamberrote (tenebrismo MTV: Beavis y Butthead), es la misma cara del tenebrismo gonzalón, con sus sombras carcelarias y sus luces de cal, casi treinta años ha. Manuel Machado se autorretrató de niño con la sien apoyada en un libro-caja de música, y Ruano aprovechó esa imagen para redondear la necrológica: «Es probable que la idea final del hombre que muere sea la de que va a nacer, y esa música sea la nana dulce del pobre niño que todo hombre lleva dentro martirizado por el hombre que lleva fuera». Y quien dice la caja de música, dice el tanque de agua del pulpo Paul.
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