la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 30 de octubre de 2010

Trapos rojos / Por Ignacio Ruiz Quintano

 
"Muerte de un torero" / Pablo Picasso

 Trapos Rojos

- En Leganés, que es pueblo con manicomio, se oyen cosas que te llenan la imaginación de «psikhushkas»-

Día 30/10/2010 - 04.15h
EL profesor Jack Randolph Conrad —taurino y de Atlanta, aunque nunca ha sido visto en un Tea Party— nos recuerda que ya Ovidio hablaba del uso de trapos rojos para, agitándolos, provocar la embestida de los toros. Y al hilo de una anécdota del historiador Trebellius Polion nos aclara que el público romano prefería ver morir al toro al primer intento.
—Un día, en una corrida provinciana, el «venator» falló diez intentos de matar al toro con la espada, recibiendo del emperador una corona. Ante las protestas del público, el emperador comentó que la corona era merecida porque «es muy difícil no acertarle a un toro en tantas veces».
Ante las elecciones reñidas que se avecinan, el ruedo ibérico se va llenando de trapos rojos y pinchaúvas: es la clase política, en pícara lucha por la vida.
—La muerte es un espejo que refleja las vanas gesticulaciones de la vida.
La corrida ya ha comenzado, pero los guiris que nos visitan creen que estamos de Halloween. Cuadrillas del gobierno revuelven «zancarrones y calavernas» (así escribía de bien Bernal) en el Valle de los Caídos, dirán que en busca de pistas para resolver aquel caso del «geo» muerto en Leganés que Rubalcaba iba a arreglar.
Pero en Leganés el socialismo de trapo rojo y estoque pinchaúvas tiene acorralado ahora al jefe de la oposición por un artículo en que se ponían en duda las verdades científicas del stalinismo.
Padre y maestro y camarada: / vuela en lo oscuro un gavilán. / Pero en tu barca una paloma, / pero en tu mano una paloma / se abre a los cielos de la paz.
De aquí el «Gavilán o paloma» de Perales que Pablo Abraira cantara sin saber que era a Alberti, y con Alberti a Stalin, a quien cantaba. En Leganés, que es pueblo con manicomio, se oyen cosas que te llenan la imaginación de «psikhushkas», aquellos centros psiquiátricos donde los ángeles de Stalin extraían del alma, que era la psique, del disidente todos los pecados:
—He llegado a ser tan gravemente culpable que acepto de antemano cualquier sentencia del tribunal como un justo castigo de manos del pueblo trabajador...
El «enajenado» de Leganés debe, primero, «retractarse», y luego, «rehabilitarse». ¿Cuántos pinchazos lleva encima ese torete pepero, mientras el pueblo monda pipas y la intelectualidad atiende al debate filosófico sobre la sinvergonzonería entre Wyoming, el gagman de los parados, y Dragó, el Gómez Carrillo de Soria, a imitación de los de Bertrand Russell con el padre Copleston?
En el tenebroso horror gótico de Rubalcaba, el Roger Corman de la factoría Prisa, la niebla sirve para disimular la ausencia de decorado. Al fondo de la barra, Otegui y Eguiguren tararean a Pablo Abraira.

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